Review | Cobra Kai, aprendiendo de los errores del pasado para dar pie a un futuro auspicioso

La cuarta temporada de la serie, estrenada en el marco del Año Nuevo, entregó el mayor crecimiento a la fecha para todos los personajes. Incluidos los villanos.


Si hay algo que impulsa a la cuarta temporada de Cobra Kai es el motor que representa la necesidad de aprender de los errores del pasado.

Lo anterior es obviamente algo que principalmente impulsa a un timorato Daniel LaRusso, ante la sombra que representa el regreso del villano de Karate Kid 3, pero esa necesidad de no tropezar con la misma piedra también impulsa a todo el resto de los personajes. De hecho, aquello incluye sorprendentemente al despreciable John Kreese, quien en un momento clave recuerda uno de sus errores ante el señor Miyagi para transformarse en el maestro que antes nunca fue.

Claro que Cobra Kai no sería Cobra Kai sin la presencia de las barreras de la obstinación en sus personajes. Y aquello lleva a que gran parte de los karatecas tenga problemas para enmendar el rumbo, para perdonar o, simplemente, para sacarse la anteojera que solo les permite ver en línea recta. Ejemplo de ello son las mujeres LaRusso o Tory Nichols, ya que todos los problemas del pasado les impiden ver más allá de su odio superficial.

Ese tipo de situaciones también son perfectamente graficadas por el viaje que tiene Johnny Lawrence en la cuarta temporada, ya que es incapaz de sobreponerse a su propio conflicto con LaRusso y termina legando sus propios problemas a Miguel, lo que marca un llamativo espejo con la propia relación de los maestros de Cobra Kai, incluyendo el rol que termina cumpliendo el manipulador Terry Silver.

Todo lo anterior continúa el viaje desde el punto en que quedó la tercera temporada, ya que LaRusso y Lawrence acordaron concretar una alianza para borrar definitivamente del mapa a Cobra Kai en el torneo anual.

Pero los nuevos episodios traen perfectamente a colación aquél refrán que habla que del dicho al hecho hay mucho trecho. Ineludiblemente, más allá de los estilo de pelea completamente distintos, tanto Daniel como Johnny siguen marcados por sus propias trancas e ideas preconcebidas que les impiden colaborar.

Aún así, durante la temporada se crea el espacio para que surjan grandes momentos a la hora de sacar partido a la idea de que la unión eventualmente podría hacer a la fuerza y que la fusión de estilos podría ser más beneficiosa de lo que el obstinado Daniel pueda pensar. Y además, en medio de las discusiones y roces, los propios alumnos de ambos dojos avanzan para aprender algo que se le escapa a la ceguera de sus maestros.

En el camino también surge otro problema no menor: en Cobra Kai tienen su propia carta para contraatacar, ya que como cuentan con Robby bajo su alero, este les permite conocer las técnicas de Miyagi-Do Karate al revés y al derecho. Por eso rápidamente queda claro que si Daniel y Johnny no trabajan juntos, todo está destinado a resultar muy mal.

Ese es el escenario base de una temporada plagada de conflictos, de retrocesos importantes ante la incapacidad de dialogar o lograr acuerdos, pero la gracia de esta serie es que entre medio también hay una decisión de avanzar, de no rendirse a la adversidad, inclusive en el terreno de los personajes antagonistas.

Es decir, un foco no menor de la temporada tiene relación con un nuevo estudiante de Cobra Kai, quien se une al dojo tras sufrir del bullying del hijo de Daniel LaRusso. Lo anterior no solo crea una interesante vuelta de tuerca respecto a la película original de Karate Kid, sino que también abre la puerta para una historia que termina demostrando que en Cobra Kai aún hay mucha tela que cortar y que los villanos no pueden ser encasillados tan fácilmente.

Clave en ese desarrollo es el trabajo que se realiza en torno a Robby y Miguel, ya que ambos exfinalistas del torneo son marcados de forma relevante por lo que sucede en sus respectivos dojos, la presión que ejercen sus respectivos maestros y la forma en que confrontan al pasado para encontrar su propio futuro.

Y el hecho de que el pasado se instale como una sombra tan grande durante la temporada, tanto por lo que pasó en las películas de Karate Kid como los sucesos de las tres temporadas anteriores, provoca que a la larga esta sea la temporada de mayor crecimiento para todos los personajes principales.

De una u otra forma, todos se sacan las amarras que les han impedido avanzar, dando un salto hacia adelante que entrega interesantes perspectivas para lo que venga a futuro. Y lo mejor de todo es que esa quinta temporada ya no tiene ninguna cuenta que rendir a la trilogía original de Karate Kid.

La nueva temporada de Cobra Kai ya está disponible en Netflix.

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