TEST: Audi A3 Cabrio
<p>Del A3 Cabrio hay pocos rastros en Chile. Apareció en la segunda generación del compacto de Audi, pero configurado como un descapotable deportivo con 160 caballos de fuerza en lugar de un roadster pequeño enfocado en el paseo playero. El resultado fue que por su alto precio casi no se vendió. La marca lo vuelve […]</p>
Del A3 Cabrio hay pocos rastros en Chile. Apareció en la segunda generación del compacto de Audi, pero configurado como un descapotable deportivo con 160 caballos de fuerza en lugar de un roadster pequeño enfocado en el paseo playero. El resultado fue que por su alto precio casi no se vendió.
La marca lo vuelve a lanzar ahora, construido sobre la premiada tercera generación del A3, lo que significa que aprovecha todas las bondades de la mejor plataforma que se ha desarrollado en el último tiempo. Y en palabras sencillas de leer, eso significa una gran calidad conductiva, provocada por su sensación de ligereza, su alto aplomo dinámico y la perfecta sincrónica con su tren motriz.
Este conjunto mecánico es quizás lo más llamativo en el nuevo modelo. La marca optó por jugársela con un bloque relativamente pequeño para el segmento, pero muy moderno en su desarrollo. Así, 1.4 TFSI con 125 caballos se siente muy pujante y vigoroso, casi como si tuviera mucha más potencia bajo el capó.
La clave, como siempre, está en el torque, que es lo que realmente empuja el auto. El A3 Cabrio ofrece 200 Nm desde apenas las 1.400 rpm y parejo hasta las 4.000, es decir, máximo par en casi todo el rango de revoluciones. Como además es relativamente liviano para ser un descapotable (recordemos que sólo la plataforma rebajó más de 100 kilos), con sólo 1.400 kilos de peso, se siente tan ágil como su hermano A3 con techo.
Pese a que son sólo 125 Hp, apretar el acelerador basta para recibir una respuesta contundente. Salvo por el turbolag, que demora menos de un segundo en desaparecer, hay empuje en serio, lo que incrementa la sensación gracias a la transmisión S-Tronic de siete velocidades, que no permite que el régimen caiga ni media rpm. En ese sentido, la apuesta de Audi por este motor luce como acertada.
Volvemos a la genial plataforma del grupo Volkswagen. Además de su ligereza, destaca su alta rigidez, lo que resulta fundamental cuando hablamos de un descapotable que no tiene pilar B. La dirección es exquisita por su tacto y rapidez, mientras que la suspensión está perfectamente balanceada para amortiguar todo lo que pasa bajo las ruedas, y a su vez afirmar la carrocería cuando se carga en las curvas rápidas.
Y ahora el techo, otro cambio respecto de la anterior generación. Si el anterior Cabrio tenía un techo de tela de tres capas, que aislaba de manera perfecta el habitáculo, esta vez se optó por un techo convencional, menos grueso pero más barato. Se sigue abriendo y cerrando de manera automática en 18 segundos, pero ahora es más permeable al ruido. ¿Molesta? Sólo a altas velocidades o adentro de un túnel, pero no en crucero o en la ciudad, porque el ruido se siente desde atrás, interfiriendo poco en el sonido de la radio o en una conversación.
Sin techo es otra cosa, pero eso ocurre en todos los descapotables. Lo fundamental de este auto es que aerodinámicamente está bien concebido para que las turbulencias tras la cabeza sean mínimas. Hay un deflector de viento que se puede colocar, pero no vale mucho la pena el esfuerzo. El diseño resuelve bastante bien.
Por dentro es un Audi auténtico. Diseño minimalista, gran pantalla superior que, a diferencia de otras marcas premium, se puede guardar, y alta funcionalidad de uso gracias a un mando central. Nada diferente del A3 convencional, salvo por el botón para descapotar el auto.
El asiento es cómodo, la visibilidad está limitada con el techo puesto, pero sí él no hay límites para la vista. Es cuando el A3 Cabrio se vuelve adictivo.
Todas las piezas encajan en este auto, se complementan perfectamente unas con otras para obtener un auto magnífico. Y ahí radica la esencia de este Audi: es un descapotable de uso diario que ofrece buenas sensaciones de manejo, pero que también es comedido. No empuja en exceso ni tampoco deja con ganas de algo más, emociona mucho pero tampoco vuelve loco. Y tiene un precio razonable (US$ 42.000) pero tampoco es una baratela. Es un Audi.
A favor: buena conducción, motor moderno, equipamiento, agilidad.
En contra: ruido interior, ausencia de GPS, espacio en plazas trasera.
Lo último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.
5.
6.