[Todo Terreno] Club Ringo: Golpe de adrenalina sin temor a cicatrices
<p>El nombre de Óscar Bonavena aún vive con fuerza en el deporte argentino. Boxeador trasandino, brilló en la década del 60, cuando se enfrentó a colosos del tamaño de Muhammad Alí y Joe Frazier. Aquel deportista, nacido desde las instalaciones del club Huracán, en Parque Patricios, se hizo conocido con el apodo de “Ringo”, debido […]</p>

El nombre de Óscar Bonavena aún vive con fuerza en el deporte argentino. Boxeador trasandino, brilló en la década del 60, cuando se enfrentó a colosos del tamaño de Muhammad Alí y Joe Frazier. Aquel deportista, nacido desde las instalaciones del club Huracán, en Parque Patricios, se hizo conocido con el apodo de &"Ringo&", debido a que cierto día, mientras The Beatles grababa en el Rockefeller Center de Nueva York, una persona lo confundió con el baterista de la banda inglesa.
Las virtudes de &"Ringo&" Bonavena sobre el cuadrilátero le hicieron ganar el aprecio popular, incluso, más allá de su patria. En Chile, su figura también gozó de bastante afecto, y uno de sus seguidores fue Gonzalo Valenzuela, padre del actor nacional que actualmente se desempeña en el área dramática de Mega. A su homónimo hijo le traspasó el amor por el boxeo y la admiración por aquel púgil de peso pesado, pasión que ahora se refleja en el Club Ringo, un emprendimiento que comenzó junto a otros tres amigos, incluyendo al también actor Diego Muñoz.
&"Mi papá era un fanático, sabía mucho y le gustaban muchos boxeadores. Uno de esos era &"Ringo&" Bonavena. A mi hijo que falleció cuando nació le puse Ringo. Entonces, en homenaje a mi viejo y a mi hijo le colocamos Ringo al gimnasio&", nos comenta Valenzuela, quien no esconde su emoción por los primeros días de funcionamiento del lugar.
Instalados oficialmente desde el 1 de junio en la Cúpula del Parque Araucano, en la comuna de Las Condes, el gimnasio recoge una aspiración por dar vida a un lugar en el que las personas tengan la opción de acercarse, conocer y experimentar lo que significa el boxeo, pero sin necesidad de llegar al combate real, sin golpes que les destrocen la cara.
» Arriba del ring
Gonzalo Valenzuela desde pequeño fue fanático del deporte de los puños. &"Siempre me ha gustado el boxeo y me acerqué mucho más cuando estaba en Buenos Aires grabando la serie &"Sos mi Hombre&", donde hacía de boxeador&", recuerda el actor.
La cercanía de Valenzuela con el boxeo, reflejada además en que sus otros dos hijos (Alí y Silvestre) llevan nombres relacionados con este deporte, le hizo a su entrenador lanzarle una particular propuesta.
&"Yo me preparaba para la serie con Carlos Rodríguez, un gran entrenador, de los mejores de Argentina, y él se embaló conmigo. Me decía que tenía condiciones y me preguntó por qué no vivía realmente la experiencia del boxeo, con pelea incluida. Y me entusiasmé, sabiendo que debía prepararme mucho para llegar a una pelea real&", recuerda.

Tras un extenuante período de acondicionamiento físico, a fines de 2012 llegó el momento de subir al cuadrilátero. Fue en el Hotel Hilton de la ciudad de Tucumán. &"Mi rival era un tucumano (Maxi Bevacqua), estaba en su casa y yo me subí con los pantalones de Chile. Me querían linchar. Gané esa pelea, fue en la categoría amateur, a tres rounds, y gané por puntos. Después que terminó dije nunca más, ya vi lo que significa la experiencia del boxeo, pero no me interesa volver a pelear&".
Pese a la decisión, a Valenzuela le seguía rondando en la cabeza cómo continuar con esta nueva actividad que tanto le apasionaba. En ese momento no tenía la respuesta.
La solución comenzó a vislumbrarse cuando regresó a Chile, pues como señaló el actor, &"tengo un grupo de amigos bien grande, con quienes compartimos asados y reuniones. En una de esas juntas dijimos que nos reuniéramos a hacer deporte, todos juntos. Y así empezamos a entrenar en mi casa&".
Su amigo y compañero de profesión Diego Muñoz recuerda esos primeros días. &"Nos entrenaba Christián Farías, y nos juntábamos en la azotea del edificio de Gonzalo, dos veces por semana, a las ocho de la mañana. Ahí empezamos a conocer lo que era el trabajo de acondicionamiento físico y fuimos avanzando en la técnica de combate, pero sin llegar a una pelea real. Para mí, todo eso era nuevo, jamás fui muy cercano al boxeo y menos aún con mi profesión, donde es súper mala idea una actividad que pueda dañarnos físicamente, más aún en la cara&".

Ese pequeño grupo que se reunía muy temprano fue creciendo. &"Fuimos convocando a otros amigos y muchos que nunca habían entrenado se empezaron a embalar. No pasó mucho hasta que éramos como 12 entrenando, con el frío crudo del invierno. Ahí me di cuenta cómo todos enganchaban y cómo gente que es muy distinta se entusiasmaba con esta disciplina&", indicó el ex protagonista de la teleserie &"Papá a la deriva&".
Aquel momento fue el punto de inflexión para atreverse a dar el siguiente golpe. &"Yo venía con la idea de armar algo, me junté con Alberto Rengifo, que ya tiene experiencia en llevar un lugar como este y cómo se maneja su funcionamiento, y nos lanzamos a la idea de abrir la experiencia que nosotros habíamos tenido durante todo un año&".
» Estética neoyorquina
Con el objetivo claro, llegó la hora de ponerse manos a la obra. Diego Muñoz recuerda que &"empezamos a ver lugares que dieran con las exigencias que teníamos, hasta que encontramos el lugar perfecto. Nos asesoramos por dos arquitectas (Rosario Muñoz y Paloma Sánchez), quienes nos ayudaron a dar forma a un gimnasio que tiene la estética de los clubes de Brooklyn de mediados del siglo pasado, pero con lo último en comodidades, tanto en camarines como en la sala de estar. Por eso, quienes nos visiten se van a encontrar con un bonito living, con sillones de cuero, Wi-Fi y pronto sumaremos tablets para que las personas se entretengan hasta que empiece su entrenamiento&".
Junto al ambiente personal, Club Ringo también debía distinguirse por su diferenciadora puesta en práctica, que mezclaba el boxeo con el trabajo físico.

&"Tratando de ponerle un apellido a esto, de descifrar cómo cambiar ese concepto de que el boxeo está sólo para pelear, en una reunión donde estábamos los cuatro socios, Diego Muñoz dice &"boxfit&". Y eso era, cierra perfecto en nuestra idea, pues está enfocado en el trabajo físico, pero con muy buenas clases de boxeo&".
Bajo el concepto de boxfit se crea entonces una metodología de entrenamiento denominada Método Ringo, basada en el desarrollo de resistencia, fuerza, flexibilidad y reacción. Al mando queda Carlos Rodríguez, el mismo costarricense que en Argentina había entrenado a Gonzalo Valenzuela en su incursión como boxeador, quien trabaja junto al personal trainer Jorge Cossio y a Claudio Pardo, entrenador de la campeona mundial Carolina &"Crespita&" Rodríguez.
&"Acá el método sirve para cualquier disciplina. Si te gusta jugar golf, puedes venir acá para estar bien físicamente, concentrado, con coordinación. También les sirve a quienes corren en moto, en auto, tenis, etc. Y si de todas maneras se quiere llegar a la experiencia del combate, también estará como alternativa, pero con todas las medidas de seguridad, con cascos especiales y protectores, para poner en práctica arriba del ring lo que uno aprende, siempre conscientes de que eso no debe lastimar a nadie, ni al oponente ni a ti mismo&", indica Valenzuela, dejando claro que uno de los pilares es la transversalidad del método, pues al no tener contacto físico les permite a hombres, mujeres y niños poder sumarse sin ninguna preocupación.
Es la nueva apuesta de dos reconocidos actores nacionales, que se animaron junto a un par de amigos a dejar las actividades convencionales y ofecer la experiencia del boxeo sin temor a las huellas que dejan los golpes verdaderos. MT
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