El caos estalla en las calles de Barcelona

Barcelona
Miles de catalanes se concentran en la Plaza del Cinco de Oros ayer en Barcelona.

La escalada de tensión se acentúa en las calles de la capital catalana mientras aumentan el nerviosismo y las discrepancias dentro del movimiento independentista.


Cae la noche en Barcelona. Un grupo de seis jóvenes universitarios mueve contenedores para formar una barricada en una calle contigua a la Delegación del Gobierno Español, ubicada en el centro de la capital catalana. Hay dos chicas y cuatro chicos; uno de ellos lleva la bandera independentista atada al cuerpo. Todos van vestidos de negro, pero con la cara al descubierto. "Esto ya no va de independencia", cuenta una de las jóvenes a La Tercera. Minutos más tarde, prenden fuego al contenedor y otra columna arde en las calles de Barcelona.

Tras una semana entera de movilizaciones y disturbios ininterrumpidos, anoche se respiraba un ambiente algo menos tenso, pero de gran incertidumbre. Esta semana culminó ayer con la convocatoria de una huelga general en Cataluña, la cuarta en dos años desde la del 3 de octubre de 2017, dos días después de la celebración del referéndum ilegal de autodeterminación. Del mismo modo, ayer también llegaron a la ciudad las Marxes per la Llibertat -"marchas por la libertad"-seis columnas formadas por miles de personas que vinieron a pie desde seis ciudades catalanas para "desbordar Barcelona" como respuesta a la sentencia que emitió el lunes el Tribunal Supremo contra nueve líderes independentistas presos.

Son las 15:00 del mediodía del viernes y Joel, de 19 años, acaba de llegar con la marcha de Girona a Barcelona. Girona, ubicada en el norte de la comunidad autónoma, es la ciudad donde Carles Puigdemont, "exiliado" en Bruselas, fue alcalde antes de ser designado presidente de la Generalitat de Cataluña. "Es impresionante ver a tanta gente", relata Joel, que viajó con su familia". Enrique tiene 56 años y salió a la calle a observar la masa de gente que entró a la ciudad. Cuando se le pregunta por la situación, no oculta su enfado y descontento con la clase política de la región. "Lo que han conseguido (los políticos) es exaltar emocionalmente a la gente y obligar a decidirse por Cataluña o España, sin permitir ambigüedades", destaca.

Tsunami Democràtic

El fin de semana pasado, en coincidencia con el Día de la Hispanidad, fuentes del Tribunal Supremo filtraron a la prensa la sentencia de los dirigentes catalanes. Por ello, el lunes 14 de octubre, muchos catalanes amanecieron nerviosos.

Acostumbrados al liderazgo de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, esta vez las bases independentistas fueron convocadas, el mismo lunes, por un actor nuevo: Tsunami Democràtic, un movimiento que se activó el pasado 2 de septiembre -con el apoyo público del Presidente de la Generalitat, Quim Torra- y que logró movilizar, a través de la red de mensajería Telegram, a miles de personas hasta el aeropuerto de El Prat de Llobregat, situado a unos 10 kilómetros de Barcelona.

"Ir al aeropuerto significó paralizar una de las infraestructuras más potentes de Cataluña y de España. Desde el primer momento me pareció una buena estrategia para captar la atención del mundo. Si el mundo no nos mira, el mundo no vuela", contó a La Tercera Helena, de 25 años, una profesora que se declara como independentista.

Mientras el aeropuerto colapsaba, el centro de Barcelona ardía. A diferencia de la ANC y ómnium, Tsunami Democràtic, apoyado por el Comité de Defensa de la República (CDR), no rehuye el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. De hecho, y según los datos de los diferentes cuerpos policiales y servicios de emergencia, durante esta semana hubo 97 heridos y 33 detenidos en toda Cataluña.

Además, según el primer balance del Ayuntamiento de Barcelona, se quemaron más de una decena de autos y casi 400 contenedores. Jordi, miembro de Sanitaris por la República, una asociación sanitaria independentista sin ánimo de lucro, reveló a La Tercera que solo esta semana atendieron a más de 300 personas.

"Torra dimisión"

El descontento con el gobierno de la Generalitat de Cataluña, liderado por Junts per Catalunya (JxCat), se palpa en las calles de Barcelona. "Torra dimisión" es una de las consignas más escuchadas en estos días. Un descontento que se hace cada vez más visible en las instituciones.

"Creo que la tensión va a seguir escalando y que va a ser muy complejo retornar de este escenario en el que la violencia ha tomado el protagonismo. Va a ser muy difícil olvidar estas escenas y volver al pluralismo que siempre ha caracterizado a la sociedad catalana", dice María, de 27 años, y contraria al movimiento independentista.

Vuelve a caer la noche. Más de medio millón de personas se concentraban en la ciudad condal y el helicóptero de la policía nacional sobrevolaba la ciudad. Por primera vez, la policía utilizó carros lanzagua. Hay barricadas y columnas de humo. Estalla el caos en las calles de Barcelona.

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