Cómo el virus ha cambiado el transporte público en el mundo

Gente con mascarillas por Coronavirus en el Metro de Santiago. Foto : Andrés Pérez

Reducción de horarios y capacidad de buses y vagones, e ingresos por las puertas traseras, son algunas de las medidas en EE.UU., China y España.


El transporte es un sector clave para que sigan funcionando las ciudades en medio de una crisis pandémica, pero también puede ser un foco de contagios. Alrededor del mundo, los países han tomado diferentes opciones para enfrentar al coronavirus, desde la reducción de horarios para minimizar la oferta y desincentivar los viajes, hasta medidas de limpieza profunda de los soportes en que deben viajar las personas.

En el caso de Santiago, el Metro continúa atendiendo en un horario ajustado, entre las 6.30 y 19.30, aunque los expertos han sugerido que se extienda la operación. Los recorridos de los buses del Transantiago funcionan entre las 5.30 y las 20.00. Junto con ello, se han hecho planes de sanitización de trenes y microbuses en terminales, al tiempo que se anunció una vacunación a los conductores, la que comenzaría este fin de semana.

En España, uno de los países donde el virus ha causado más estragos, se establecieron duras disposiciones. Desde el 18 de marzo, el número de asientos ocupados no puede ser más de un tercio de los disponibles en cada bus y los pasajeros deben subir por la puerta trasera, medida que también han solicitado algunos sindicatos de conductores del Transantiago, para no tener contacto con el público.

La red del Metro en Madrid disminuyó el horario de funcionamiento hasta la medianoche (habitualmente es hasta la 1.30 horas) y abre sus puertas a las 6.00. La caída de pasajeros, según informó la compañía, es de casi 90% en la red. Además, se solicita por medio de parlantes que las personas se distribuyan en los trenes.

En el caso de Barcelona, el Metro también está funcionando con un horario reducido, de las 5.00 horas hasta la medianoche, servicio que ha tenido una caída de un 87% de los pasajeros.

En Argentina, donde se declaró una cuarentena general, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires estableció una distancia mínima entre el conductor y los pasajeros, liberando los primeros asientos de los buses. Para que no haya aglomeraciones, se determinó que en ellos, Subte (Metro) y trenes, los usuarios solo puedan viajar sentados. En horas peak se recomendó que no viajen personas de más de 65 años y se mejoró la oferta de transporte en horarios valle. En el Subte se estableció que solo se dejarán abiertas las estaciones de los extremos o “cabeceras”, las que se ubican cerca de los hospitales y las de intercambio.

En Shenzhen, una de las ciudades más importantes de China, país donde se originó la enfermedad, la empresa de Shenzhen Bus Group, que opera los servicios de la ciudad -con una flota de 6.000 vehículos- tomó medidas como la compra masiva de artículos de protección para los conductores y se estableció distanciamiento de ellos en los casinos. De cara al público, se redujo la frecuencia y se impuso la regla de ocupación máxima del 50% de la capacidad. Además, se establecieron puntos de control de temperatura para pasajeros y el personal de los vehículos.

En el caso de Nueva York, ciudad con más de 30 mil contagiados y que se encuentra bajo cuarentena, la Autoridad Metropolitana del Transporte anunció que se redujeron los servicios en Metro y buses en un 25%. La medida se debe a que se ha registrado una reducción en las afluencias en un 87% y a que ha habido un aumento de trabajadores contagiados. Además, no están funcionando tres líneas de Metro (la B, W, y la Z).

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.