La migración venezolana pone a prueba la falta de integración regional

Venezuela

El éxodo de ciudadanos venezolanos ha provocado que cada país tenga que buscar soluciones individuales. Ningún organismo de la región estaría capacitado para actuar como la Unión Europea en 2015, según los analistas.


En 2015 la Unión Europea sufrió una de las peores crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, provocada por la masiva llegada de ciudadanos de Medio Oriente y África, que huían de los conflictos en países como Siria, Afganistán, Irak y Libia. Fueron cerca de un millón de personas las que llegaron a través del Mediterráneo a Europa. A fines de 2015, había en ese continente casi cinco millones de refugiados sirios.

Ese mismo año la UE decretó un acuerdo para destinar a otros países a 120.000 refugiados llegados a las costas de Grecia e Italia. En 2016, el bloque pactó con Turquía la devolución de los migrantes. Pero la crisis -que aún es visible pero a una menor escala- todavía tiene a Europa adoptando medidas y acuerdos que permitan la cooperación.

Ahora, el turno sería de América Latina ante el éxodo venezolano, pero la pregunta es si la región está lista para un desafío similar. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre 2017 y 2018 han salido de Venezuela 2,3 millones de personas, producto de la crisis económica, política y humanitaria. Ante este panorama, los países con mayor número de migrantes venezolanos (Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Chile) han debido tomar medidas.

"Ya no se trata de un problema dentro de Venezuela sino de un problema regional. Con pocas excepciones, ningún país puede por sí mismo responder y atender las múltiples necesidades de los venezolanos. La demanda de venezolanos en el exterior rápidamente va a rebasar a las capacidades de los países de la región y por lo tanto se necesita una respuesta regional y multilateral", advirtió a La Tercera Eric Olson, director adjunto del Programa de América Latina del Wilson Center en Washington. Lo mismo sostiene Juan Felipe Celis, especialista en América Central e inmigración del Atlantic Council: "La clave será implementar una estrategia multisectorial que les provea un trato adecuado a los migrantes y al mismo tiempo minimice el impacto económico para la población receptora".

La diáspora venezolana y también las críticas contra el gobierno de Nicolás Maduro han revelado otro gran problema regional: la falta de organismos que puedan dar respuestas integradas ante los desafíos del continente. UNASUR va camino a su inminente fin, luego de que cinco países suspendieran de manera temporal su participación, tras la salida de Colombia y el reconocimiento por parte de Bolivia de la crisis del organismo.

A su vez el ALBA sufrió días atrás la salida de Ecuador precisamente por su inacción frente al éxodo venezolano. Mercosur también se ha visto dividida ante sus propios tratados de libre comercio, lo que evidencia la falta de acuerdos, y ha sido sacudido por la crisis en Brasil y la deteriorada situación económica en Argentina. Finalmente, la Alianza del Pacífico ha afianzado sus lazos y ha manifestado su compromiso ante la crisis venezolana, pero son los países en solitario los que han terminado por lidiar con la problemática.

"Desafortunadamente, América Latina hoy está quizás más fragmentada que nunca, y los países se están separando cada vez más, no uniéndose. Hay una turbulencia política considerable, y cada gobierno tiene su propia agenda y se centra en cuestiones nacionales", dijo a La Tercera Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.

El exembajador estadounidense en Caracas y actual director del Centro de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Duke, Patrick Duddy, aseguró a este diario que poco se ha hecho en la región pese a que las posibilidades existen. "La formación del Grupo de Lima sugiere que los países que representan el 90% o más de la población regional reconocen que no pueden permanecer inactivos por mucho tiempo cuando Venezuela se convierte en un Estado fallido. Sin embargo, relativamente pocos países han adoptado sanciones integrales o han abogado por bloquear el acceso a las instituciones financieras de la región", sostiene.

"Por el momento, espero que los países interesados en la región trabajen juntos para convencer al régimen de Maduro de permitir el esfuerzo de ayuda internacional, respetar los derechos humanos y restaurar las instituciones políticas del país" añadió.

Rol de la OEA

Pero aun así, la OEA y la ONU podrían jugar también un rol protagónico en el creciente flujo migratorio en la región, que también se ve acrecentado por la crisis política en Nicaragua. "La OEA lo podría hacer (impulsar un acuerdo migratorio regional), pero no existen los procesos y mecanismos necesarios en este momento. Además, la política estadounidense en cuanto a la migración dificulta acuerdos regionales", afirmó Eric Olson, quien agregó que no parece haber "voluntad e interés político en el actual gobierno (de EE.UU.) de buscar soluciones a largo plazo a los desafíos que representa la migración".

La Comunidad Andina, por su parte, pidió apoyo internacional para mejorar los servicios públicos que se han desbordado por la masiva llegada de venezolanos.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.