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Marisol Touraine, exministra de Salud del gobierno de François Hollande: "Emmanuel Macron cambió la percepción sobre Francia"

La exministra franco-chilena sostiene que la figura del Presidente francés "fascinó". Sin embargo, la política socialista duda que sea fácil renunciar a la política tradicional, sin la izquierda ni la derecha.

Marisol Touraine, exministra durante el gobierno de Hollande, visitó Chile para fortalecer la cooperación en materia de Salud. Foto: Andrés Pérez

Como enviada del gobierno francés para fortalecer la cooperación en materia de salud, la exministra de esa cartera en el gobierno del expresidente François Hollande (2012-2017), Marisol Touraine, visitó Chile. Con el objetivo de dilucidar "cómo ir más allá" en la colaboración entre ambos países, como ella misma sostiene, se reunió con varias autoridades locales, entre ellas con los ministro de Salud, Emilio Santelices, y de Desarrollo Social, Alfredo Moreno.

Sin embargo, la relación de Touraine con el gobierno del actual Presidente Emmanuel Macron llega hasta ahí. La exministra de Salud es socialista y, por tanto, de oposición, ya que desde la campaña presidencial Macron se presentó como una figura ni de derecha ni de izquierda.

Pero Touraine, hija de la investigadora chilena Adriana Arenas Pizarro y del reconocido sociólogo francés Alain Touraine, sostiene en esta entrevista con La Tercera que ha sacado lecciones de lo que ha representado Macron: "Hoy los partidos tradicionales tenemos que llevar a cabo un proceso de renovación".

¿Cuál es su evaluación de la gestión del gobierno de Macron?

Emmanuel Macron llegó en un período complejo de la situación francesa, con muchas esperanzas en un país que está enfrentando desafíos importantes. El primero de todos es el empleo, porque necesitamos fortalecerlo. Él llegó en una situación de cambio completo del paisaje político o, más bien, su elección representó un cambio político completo, ya que los partidos tradicionales no lograron llegar a la segunda vuelta de la elección presidencial. Durante su primer año me parece que las esperanzas fueron muy altas. Ahora el gobierno entró en su segundo año y por supuesto que los franceses esperan resultados que todavía no llegan. Hay preocupaciones que se expresan. Yo no soy un apoyo del gobierno porque soy socialista, aunque lo digo, vi la elección de Emmanuel Macron con mucha esperanza y con mucha benevolencia porque representaba la esperanza de una política diferente.

¿Y cree que eso es lo que le pasó a la mayor parte de los franceses, porque Macron ahora rompió récords de baja popularidad superando a Hollande en el mismo período?

Mucha gente piensa que los cambios no llegan de manera suficientemente rápida, y también hay una preocupación en toda Europa sobre cuáles son los temas o las líneas de estructuración del paisaje político. Somos un país que ha vivido con una oposición que era o de izquierda o de derecha, pero Macron está diciendo que no hay que pensar con los términos de la oposición clásica, que hay que pensar que están los progresistas y populistas de izquierda y de derecha. El personaje de Macron fascinó, era muy interesante pensar que para solucionar los problemas de los franceses había que olvidar las oposiciones de antes, y que hay que trabajar juntos para solucionarlos. El tema es saber si es tan fácil renunciar a lo que fue la estructuración política del país desde la Revolución Francesa, y yo creo que no.

¿Considera entonces que Macron se presentaba como una figura de renovación política?

Sí, claro, y lo fue en el contexto político de Francia el año pasado con un Presidente socialista que no se presentó (a la elección), con un candidato de la derecha que tuvo muchos problemas durante su campaña y un candidato socialista que no representaba realmente a la mayoría del partido. Muchos socialistas votaron por Macron en primera vuelta, y muchos de ellos dicen ahora que esperaban algo diferente. El tema es el de la renovación y claramente en Francia hoy los partidos tradicionales tenemos que llevar a cabo un proceso de renovación que pasa por una refundación ideológica. El fracaso electoral (de 2017) es el resultado de un cambio intelectual que tenemos que hacer y que no hicimos cuando era necesario.

¿Hace una autocrítica sobre el socialismo europeo, considerando que la ultraderecha está haciéndose un espacio en el panorama político?

No creo que el socialismo lleve a movimientos de extrema derecha. Diría que son los partidos tradicionales que, por razones diferentes, no convencen y es simétrica para la izquierda y la derecha. El desafío tanto para la izquierda como para la derecha es el ascenso de un movimiento de individualismo muy fuerte. Hay una inquietud en Europa sobre la identidad nacional. El tema de las migraciones es un tema simbólico y cultural, porque Francia recibe muy pocos migrantes. Necesitamos una respuesta europea. Estamos en un período de nuestra historia llena de paradojas porque la situación económica es buena, tenemos altos niveles de inclusión social y tenemos un alto nivel de protección social.

¿Cuál es la receta que propondría para enfrentar estos populismos?

Es muy difícil saber lo que se puede hacer. Es probablemente un conjunto de medidas sociales. No significa hacer más, sino hacerlo de manera diferente, pero hay una categoría de clase media baja que tiene la impresión de que no es tan fácil y este último año el gobierno tomó algunas decisiones que no fueron fáciles para esas personas. Se sienten amenazados por las evoluciones del mundo y cuando uno se siente amenazado puede pensar que los migrantes son una amenaza cuando no lo son. También, en Francia, el voto populista se encuentra más bien en pequeñas ciudades y la población que vive en las grandes ciudades se siente protegida e incluida, y no vota por populistas. Hay que tener cuidado en el hecho de que las políticas públicas también se focalicen en los territorios rurales.

¿Cree que es positiva la rapidez reformadora de Macron?

Es positivo que haya reformas porque algunas de ellas fueron anunciadas durante su campaña electoral, entonces el "yo hago lo que dije que iba a hacer" es un tema importante, y sin demora, porque si se demora las cosas no llegan a puerto. Eso es positivo y también la idea de que hay dinamismo en Francia. También hay una visión de afuera sobre Francia que es muy diferente. Yo viajo bastante y lo veo. Macron no es el tipo de Presidente que teníamos antes porque es un personaje diferente, es más joven, viene del mundo privado, no tiene ningún problema con las empresas, es muy dinámico. Eso es positivo para los franceses, que los extranjeros vean a Francia de manera diferente. Francia no es solamente la baguette y la Torre Eiffel, sino que es también innovación, un país que cambia, que va hacia adelante, y él lo muestra, así que para mí es un cambio en la percepción que hay de Francia que es positivo. Pero quienes viven en Francia dicen: Presidente tenemos que pensar en nosotros.

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