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Patrick Duddy, exembajador estadounidense en Caracas: "La región está tratando los síntomas y no las causas de la crisis venezolana"

El diplomático asegura en conversación con La Tercera que "los países van a tener que buscar la manera de demostrar concretamente que no van a ser cómplices de lo que el gobierno venezolano está haciendo dentro de sus fronteras".

Patrick Duddy actualmente es director del Centro de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Duke, en EE.UU. Foto: Getty Images

Fue el último embajador de EE.UU. en Venezuela. Patrick Duddy estuvo dos períodos en ese cargo clave en Caracas, entre agosto de 2007 y septiembre de 2008, cuando fue expulsado por Hugo Chávez, y luego en julio de 2009 volvió a asumir tras la normalización de las relaciones bilaterales entre ambos países. Duddy, quien es director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Duke, analiza en esta entrevista con La Tercera la grave crisis venezolana y asegura que hay suficientes organismos en América Latina, pero que "la pregunta es si hay voluntad para actuar" frente a la situación en ese país y "¿hasta qué punto se necesita un consenso?".

¿Qué tan distinta es la Venezuela que usted conoció cuando era embajador respecto de lo que ocurre ahora en ese país?

Bastante peor. Pese a que cuando yo estaba ahí, por ejemplo, hubo problemas de escasez, la situación no estaba ni cerca de lo que es la situación actual. El gobierno estaba gozando un momento en el cual los precios internacionales del petróleo estaban por las nubes, entonces eso permitía hasta cierto punto al gobierno disfrazar las debilidades del sistema. Ahora mismo lo que se puede ver es el impacto de una combinación de factores, particularmente hablando de la situación económica. Lo que se llama el socialismo del siglo XXI, es en sí un programa bastante debilitado. La calidad de vida cotidiana actualmente en Venezuela es bastante peor económicamente hablando. Lo que me preocupa es que si la producción petrolera continúa cayendo, si la tasa de inflación alcanza 1.000.000%, no se puede imaginar que las condiciones de vida para el venezolano van a mejorar. El petróleo es prácticamente la única fuente de ingresos que el gobierno tiene y su producción está en vías de bajar a un millón de barriles por día. Ha habido un fracaso progresivo del chavismo y el gobierno ha perdido apoyo político, y particularmente desde 2015, yo diría que el gobierno se ha vuelto mucho más autoritario. En diciembre de 2015 hubo elecciones legislativas que el gobierno perdió rotundamente. Desde ese entonces ha tratado de evitar elecciones genuinamente libres y justas. Entonces, además de la situación económica, ha habido un deterioro en el sistema democrático, y por encima de todo, hemos visto índices de violencia criminal prácticamente sin precedentes. Y todo eso es lo que explica esta enorme inmigración de venezolanos.

¿Cómo califica las medidas que ha tenido que tomar Maduro, como por ejemplo, la reconversión monetaria? ¿Cree que es suficiente?

No. Simplemente porque no está tratando directamente las causas de lo que está pasando ahí. El concepto de hacer una conexión entre el nuevo bolívar soberano con la criptomoneda, el Petro, no va a funcionar para nada. Obviamente la confianza en la capacidad del gobierno del Presidente Maduro para manejar y administrar el sistema monetario del país ha colapsado. Y eso es crítico.

¿Cuáles son las opciones que tiene Maduro para enfrentar esta crisis?

No hablaría tanto de Maduro, sino del gobierno de Venezuela. Van a tener que cambiar la dirección en cuanto a su manejo de la economía. Prácticamente ya no hay inversión extranjera y el país necesita capital y van a tener que cambiar sus políticas económicas profundamente. Van a tener que comprometerse a restablecer la democracia, y garantizar nuevamente contratos internacionales.

¿Cuál es el rol que debiera tomar el resto de los países de la región respecto de la crisis venezolana?

Hablando de Estados Unidos, ha impuesto sanciones a más de 50 individuos y Canadá ha impuesto sanciones sobre más de 70 individuos. Por encima de las sanciones individuales, hemos visto que Estados Unidos ha limitado el acceso del gobierno venezolano a su sistema financiero. En Latinoamérica hemos visto muchísimos comentarios sobre la situación interna en Venezuela, pero los gobiernos de la región se han concentrado más en tratar con un pacto este tsunami de venezolanos que han buscado refugio en otros países, y lo que eso implica es que están tratando los síntomas de los problemas, y no las causas. Los países de la región van a tener que buscar la manera de demostrar concretamente que no van a ser cómplices de lo que el gobierno venezolano está haciendo dentro de sus fronteras. Eso va en contra de las tradiciones del hemisferio, de no intervenir en los asuntos de sus vecinos, pero el problema es que, como yo he comentado en otras ocasiones, los problemas de un Estado que está fracasando, no se puede limitar a sus fronteras y eso es lo que hemos visto. El continente tiene que reconocer tratar solamente los síntomas, aunque es necesario, no es suficiente.

Con respecto a la crisis en Nicaragua y la represión del gobierno de Daniel Ortega, ¿cuál debiera ser la respuesta de la región y de EE.UU?

Tantos los países vecinos como la OEA puede tener un papel importante en el esfuerzo para insistir en que el gobierno nicaragüense respete los derechos políticos y humanos de los manifestantes. Pero una vez más, creo que estamos en un momento en el que se nota una tensión con la tradición de la región de no intervenir, y muchas veces ni opinar sobre lo que pasa en otros países. Yo tengo un documento con las muchísimas organizaciones que ya existen dentro de América Latina, y la pregunta es si hay voluntad para actuar. ¿Hay una visión que es ampliamente compartida sobre lo que una organización debe y puede hacer?, y ¿hasta qué punto se necesita un consenso? Ha habido siempre una buena justificación para la política de no intervención, pero puede ser que eso esté cambiando. Por otro lado, me parece que no hay ningún interés por parte de la región ni de EE.UU. de usar la fuerza. Es decir, el desafío es cómo encontrar las medidas políticas y económicas para adelantar cambios positivos.

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