Petro gana, pero sigue siendo imprevisible

Una pantalla que muestra fotos de Gustavo Petro y su compañera de fórmula, Francia Márquez, después de ganar la segunda vuelta presidencial en su sede electoral en Bogotá, el 19 de junio de 2022. Foto: AP

Un buen número de conocidos tecnócratas y exministros han anunciado su tardía adhesión a su campo, con el claro propósito de ayudarle a modificar sus propósitos menos realistas. Imposible prever el grado de éxito que puedan tener.


Malcolm Deas es historiador británico experto en política colombiana y profesor emérito del St Antony’s College de la Universidad de Oxford.

Gustavo Petro, el candidato izquierdista-populista del Pacto Histórico, ha ganado la elección presidencial colombiana con un margen de 3% en una alta votación, una victoria clara, pero no aplastante sobre su contenedor Rodolfo Hernández, un populista de otra laya que, tras el fracaso de los candidatos más normales, emergió en cierto modo como el populista antiizquierda.

Hernández ya cedió.

Petro entonces no llega a la Presidencia con un mandato tan claro. Perdió prestigio en el curso de la campaña, por alianzas dudosas con políticos lejos de ser vistos como reformadores y por la alternativa y oferta popular de Hernández.

Gustavo Petro muestra su papeleta antes de emitir su voto en un colegio electoral en Bogotá, el 19 de junio de 2022. Foto: Reuters

La ventaja en el corto plazo de la victoria de Petro es que aleja el peligro de serias amenazas al orden público que hubieran sido resultado de una estrecha victoria de su contenedor.

También pone fin a la persistente lamentación de la izquierda colombiana de que el país nunca ha elegido un presidente. El candidato y su vicepresidenta representan una marcada diferencia con sus antecesores de la mal definida pero existente “clase política”.

Malcolm Deas es considerado uno de los mayores expertos extranjeros en historia y política colombiana.

Petro sigue siendo imprevisible. Un buen número de conocidos tecnócratas y exministros han anunciado su tardía adhesión a su campo, con el claro propósito de ayudarle a modificar sus propósitos menos realistas. Imposible prever el grado de éxito que puedan tener.

Cuando asuma la presidencia el 7 de agosto, Petro va a enfrentar los graves problemas económicos que Colombia tiene en común con muchos otros países en la pospandemia: déficit en cuenta corriente y presupuestal, alto endeudamiento, alto desempleo, notoria desigualdad...

Sus proyectos más ambiciosos no van a resistir contacto con la realidad.

Y hay que recordar que no ha llegado con un mandato para ejecutarlos.

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