Cristian Herrera, analista de políticas de salud de la Ocde: “La cadena de transmisión del virus no se ha cortado de manera suficiente y pone a Chile en situación vulnerabilidad”
El experto dice que “no hay evidencia” de que la conducta de los chilenos frente a la pandemia sea peor que en otros países, pero que la informalidad laboral y la desigualdad social sí dificultan el cumplimiento de medidas de prevención.

El exjefe de la División de Planificación Sanitaria del Minsal, Cristian Herrera, ha seguido de cerca el pulso de la pandemia. Desde Francia, en su actual cargo de analista de la División de Salud de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), evalúa la gestión local de la crisis sanitaria, así como los desafíos que se presentan para el país frente a eventuales rebrotes de contagios, como los que ya viven diversos países europeos y que han forzado a reinstalar las cuarentenas. Desde su visión, no hay un dilema entre salud y economía; se debe estar alerta frente a la “fatiga pandémica” que desmotiva a la población a seguir las reglas sanitarias y los países latinoamericanos, que no han logrado reducir los casos al nivel de los países desarrollados, deben mantener los esfuerzos para contener la epidemia.
¿Cuál es la situación de Europa frente al Covid-19?
En toda Europa se ha producido un considerable aumento de las infecciones desde agosto a la fecha, con una marcada escalada en las últimas semanas. Si bien al principio ocurrió entre los más jóvenes, hoy también ha crecido el número de adultos mayores contagiados. El impacto en los servicios de salud está siendo más evidente y en el último mes la tasa de defunciones ha crecido.
Son menores esta vez…
Las tasas de mortalidad son más bajas que en la primera ola, debido a una mayor detección entre los jóvenes y/o la mejora en la atención a los pacientes graves, pero es muy probable que sigan aumentando. Los estudios de seroprevalencia indican que el nivel de inmunidad de la población es menor a 15% en la mayor parte de Europa, por la susceptibilidad a infectarse siendo elevada.
Por varios meses se logró, al menos parcialmente, retomar las rutinas, pero varias ciudades de Europa han vuelto a cuarentena. ¿A qué lo atribuye?
Uno de los principales problemas se ha observado en la insuficiente implementación de sistemas masivos de testeo de sospechosos, trazabilidad de casos y contactos, y su aislamiento efectivo. Por otro lado, la aplicación poblacional de las medidas de mitigación no ha sido fácil. Por ejemplo, al no contar en un inicio con evidencia científica suficiente que indicara el uso de mascarilla como algo necesario desde el primer momento, los distintos países adoptaron esta medida de manera progresiva y no de inmediato. En todo este contexto, también ha existido el fenómeno llamado “fatiga pandémica”: la población sufre una desmotivación gradual para seguir los comportamientos preventivos, e incluso, hay un cierto relajamiento. Finalmente, se estima que la apertura de fronteras -con escasas medidas de control- también ha contribuido a la dispersión del virus entre países europeos.
¿Qué han aprendido los gobiernos europeos sobre el manejo de la pandemia y qué experiencia debiera recoger Chile frente a posibles rebrotes?
Lo primero es que el dilema entre la salud y la economía no es tal: controlar la pandemia a través de inversiones e intervenciones adecuadas, y a tiempo, es la mejor manera para salvar vidas y, a la vez, controlar el impacto en la economía. Segundo, los países deben desarrollar la capacidad de identificar brotes y actuar rápido, controlándolos tempranamente a nivel local. Tercero, los sistemas de atención de salud se deben flexibilizar para recibir un aumento de pacientes con Covid-19 y mantener servicios esenciales, incluyendo servicios de salud mental y para pacientes con enfermedades crónicas. Dado que los trabajadores de la salud han recibido una gran carga y en muchos casos están exhaustos, el apoyo hacia ellos se ha priorizado.
¿Y en el aspecto económico?
En el ámbito económico-social, el apoyo a trabajadores y empresas para proteger trabajos, en particular para jóvenes, mujeres y trabajadores informales, ha sido clave para sostener y facilitar la reactivación de las economías. Por último, la cooperación internacional es esencial para fomentar la coordinación global en investigación y desarrollo para nuevos tratamientos y vacunas, y para lo que vendrá en los próximos meses con respecto a manufactura y distribución equitativa a nivel mundial.
¿Cómo evalúa la situación actual de Chile y el comportamiento de las personas?
Uno tiende a pensar que el comportamiento de las personas en Chile es peor que en otros países, pero la verdad es que no hay evidencia que sustente esta idea. Lo que sí sabemos es que hay características estructurales en Chile -como la informalidad laboral y la desigualdad social- que dificultan el cumplimiento de medidas de mitigación, tales como el distanciamiento físico y quedarse en la casa. Esto se ve especialmente en sectores más vulnerables de la población, los que han sido golpeados desigualmente por el Covid-19. Además, una comunicación de riesgo por parte de autoridades y líderes de opinión que sea clara y coherente en el tiempo es un factor muy importante para acrecentar la confianza en la información sanitaria y fomentar el cumplimiento de las medidas preventivas que deben seguir las personas y otros actores.
¿Cómo evalúa la actual gestión de la pandemia en Chile? ¿Qué cambios o recomendaciones haría?
Chile presenta un comportamiento de la pandemia similar al de otros países de Latinoamérica: el número de casos y fallecidos de la primera ola no ha llegado a niveles muy bajos (como sí ocurrió en otros países miembros de la Ocde), sino que se ha estabilizado en niveles más bien intermedios. Esto muestra que la cadena de transmisión del virus no se ha cortado de manera suficiente y pone a Chile (y la región) en una situación de mayor vulnerabilidad. Así, una estricta implementación de las medidas de contención y mitigación integradas en el plan “Paso a paso” del gobierno van en la dirección correcta para cortar la transmisión comunitaria del virus en las regiones donde se mantiene alta.
¿Y en el caso de que las cifras mejoren?
Una vez que el contagio se lleve a niveles bajos -en Europa hubo países que pasaron varios días sin fallecidos y con pocos casos-, las acciones deben ser aplicadas de forma temprana y rigurosa, buscando contener los brotes a nivel local y así prevenir nuevos cierres o confinamientos. La primera prioridad debe estar en continuar el fortalecimiento del sistema de testeo, trazabilidad y aislamiento (por ejemplo, a través de la atención primaria y seremis de Salud), además de implementar medidas de distanciamiento físico en el ámbito social en etapas tempranas de un eventual aumento de casos. También es importante contar con un plan para el manejo de pacientes con enfermedades crónicas y salud mental que no han podido acceder a servicios durante la pandemia.
Chile está entrando al verano. Según la experiencia recogida en Europa, ¿esto podría ser un aliado en la contención del virus?
La estacionalidad del virus aún es un tema de debate. Si bien hay algunos factores que apuntan a mayores situaciones de riesgo durante temporadas más frías, por ejemplo, pasar mayor tiempo en espacios cerrados, el actual aumento de casos en Europa se ha dado en momentos en que aún no llegan las temperaturas más bajas. Dado el conocimiento actual, las recomendaciones de uso de mascarilla, medidas de higiene estrictas, evitar pasar largos periodos de tiempo en lugares cerrados o con mala ventilación, y mantener distanciamiento físico, son igualmente necesarias en todo momento del año.
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