Emiliano Arias, fiscal regional de O’Higgins: “El Ministerio Público ha devenido en una institución injusta"

Foto: Mario Téllez

El persecutor, quien está suspendido de su cargo, habla ad portas de que se inicie el juicio en su contra. Dice que no descarta renunciar a la fiscalía luego de que, afirma, se demuestre su inocencia. Además, realiza una dura crítica al sistema sancionatorio de la institución y su falta de controles externos.


A la espera de que comience el juicio en su contra -por un eventual delito de violación de secreto del cual asegura ser inocente- el fiscal regional de O’Higgins, Emiliano Arias, divide el tiempo entre su parcela, sus hijos, los animales y el estudio.

Alejado del Ministerio Público, producto de la nueva suspensión que pesa en su contra, Arias dice que ha aprovechado para estudiar materias de Derecho Civil y también de Derecho Constitucional.

En conversación con La Tercera , el persecutor aborda el caso penal que lleva en su contra el persecutor regional de Magallanes, Eugenio Campos, critica duramente al fiscal nacional, Jorge Abbott, y a lo que él califica como su “club de amigos”. Además, realiza un fuerte reproche al sistema sancionatorio interno del Ministerio Público y a lo que, asegura, es una mala concepción de la autoridad y las lealtades al interior de la Fiscalía.

¿Cómo toma la investigación penal que lleva su par de Magallanes en su contra?

Me gustaría ir un poquito antes, al inicio de todo esto. En este punto Jorge Abbott y Sergio Moya quisieron escribir un verdadero best seller y, de verdad, yo creo que con suerte llegaron al índice, porque todas las denuncias que hizo Moya fueron desechadas. Campos cerró la investigación, ejerció su decisión de no perseverar con todos los antecedentes que reunió en esta inmensa investigación y, en otras áreas, incluso decretó el sobreseimiento definitivo al haberse acreditado mi inocencia.

Pero le pregunto por la causa que irá a juicio.

Se me llevará a juicio por entregar ciertos antecedentes a mi hermana, con el objeto de que ella denunciara a mi sobrino. En este caso hay que agregar que este sujeto fue efectivamente investigado, perseguido y detenido. O sea, aquí desechemos al tiro el favorecimiento a alguien. Cuando se rechazó mi solicitud de remoción, se habló de que estos hechos eran anecdóticos, cuestiones que no ameritaban todo el show que hizo Jorge Abbott para tratar de removerme.

¿No pensó en denunciar o decirle a su hermana que denunciara?

Tal como declaré en la investigación, yo le dije a mi hermana que si accedía a estos antecedentes iba a tener que hacer la denuncia, pero me pidió que le permitiera hacerlo a ella porque me dijo que, además, tenía otros antecedentes.

Usted dice que la ficha que sacó del sistema es pública, pero lo cierto es que si yo quiero acceder no voy a poder hacerlo.

Sí claro, pero por eso la Corte Suprema dijo que ese hecho no es delito. O sea, a través de un acto lícito se accedió y luego de eso la información que es pública es la que se entrega.

¿Cómo percibe el hecho de que el fiscal Campos quiera llevar a juicio este caso?

Esto es un empecinamiento no solo del fiscal, sino que también de Abbott. Quisiera llamar la atención en el trato desigual que se ha tenido conmigo y en relación a por ejemplo otros fiscales investigados. Nosotros presentamos una querella en el mes de junio, porque claro, no se abren investigaciones de oficio respecto de Moya, respecto de mí, sí. ¿Qué pasó en el desarrollo de la investigación que desarrolló Campos a mi respecto? Utilizó métodos de interrogación prohibidos, según una querella presentada por una asociación de funcionarios, por apremios ilegítimos, o sea, tortura.

El fiscal Campos negó todo esos hechos.

Bueno, todos los imputados niegan los hechos.

¿Qué es lo que ve detrás de todo esto?

Hay una frase muy decidora que es de Francisco de Quevedo, que dice: “Donde hay poca justicia es un peligro tener razón”. Esto, a mi juicio, refiere a aquellas instituciones que se han devenido en injustas y al interior de las cuales no caben aquellos que razonan, no caben aquellas personas capaces de ser disidentes en contra del jefe. Existen algunos fiscales regionales que adhieren a una postura de lealtades erradas. Las lealtades no son personales, son institucionales. Abbott es mi jefe, pero es mi jefe siempre y cuando actúe de conformidad a la ley. Si él está equivocado, tengo la obligación de representarlo. Si Abbott me nombró, no significa que yo deba hacer todo lo que él quiera.

De sus palabras, se entiende que está diciendo que al interior del Ministerio Público no hay justicia.

El Ministerio Público ha devenido en una institución injusta, tiene un sistema sancionatorio en el cual yo no puedo reclamar ante nadie. En mi caso Abbott es el juez, Abbott se juntó con el denunciante, Abbott conversaba con el denunciante, Abbott después de la investigación penal fue un testigo de cargo, un testigo en mi contra, Abbott fue el que me juzgó y me condenó y fue a pedir mi destitución. ¿Puedo reclamar yo de eso? No puedo, porque los fiscales regionales no tenemos doble instancia. Ese es el peligro de los organismos que no tienen control.

¿Qué va a pasar con su futuro en el Ministerio Público?

Yo he aprendido y reflexionado muchísimo. En este tiempo he confirmado mi vocación de servicio público. Una vez que termine todo este proceso, en el cual voy a probar mi inocencia, tengo dos caminos. Uno es cumplir mi cargo en el período por el cual fui nombrado o el otro es renunciar, dedicarme al ejercicio libre y desde ahí pelear por la justicia y la igualdad. Lo que tengo claro es que voy a seguir peleando en lo que pueda y en el lugar que pueda en contra de las injusticias como abogado.

¿Descarta renunciar?

No es algo que descarto.

¿Que pasó con el fiscal Moya? ¿Cómo ve lo que ha pasado con él?

Quien empezó todo esto es Jorge Abbott. Discúlpeme la expresión, yo soy sureño, pero la culpa no es del chancho, la culpa es del que le da el afrecho. Solo pueden fructificar denuncias falsas cuando el que toma la decisión escucha al denunciante falso. Si no, no existe. Moya fue un peón, fue una pieza para lograr sacarme. Lo que pase con él, ojalá que le vaya bien. Si continúo como fiscal regional él podrá quedarse en Santiago o si vuelve a Rancagua, estará a cargo de un fiscal jefe en alguna fiscalía local cumpliendo su función, nada más. Desconozco las motivaciones que tuvo en su fuero interno para haber inventado esa cantidad de cosas, lo único claro es que hubo un acuerdo entre el fiscal nacional y él.

De todas sus respuestas pareciera que usted se siente víctima de una maquinaria injusta en su contra. Al revisar su comportamiento como fiscal, ¿hace alguna autocrítica?

No me siento víctima. Sabes qué, en relación a eso, qué bueno que me pasó. Esto ha permitido, en un solo sentido, poder visibilizar las injusticias que se han cometido al interior del Ministerio Público. Ahora sí, yo tengo bastante autocrítica. Una que hago es haberme comunicado de mejor manera con el fiscal nacional.

Quizá también alejarse más de las cámaras.

Uno de los períodos de mayor exposición que tuve fue en la catástrofe de los incendios forestales en el que se nos quemó Chile. Ahí yo me reuní con víctimas y se me sancionó por eso. Esa gente llegó al fiscal porque lo veía, si no, no llega. No hay que tenerle miedo de ir a hablar con la gente, si la gente tiene que conocer a sus fiscales. El fiscal no debe ser el sujeto de traje gris que no habla con nadie, el fiscal debe ser una persona que opine del derecho penal, que opine de los fenómenos criminales, que inspire confianza a la población, porque la única forma de que la gente se motive a denunciar más ante el Ministerio Público es cuando confía en él.

Esta semana ha sido muy dura para el Ministerio Público. La fiscal Ximena Chong recibió amenazas en su contra e incluso contra su familia. ¿Cómo ve este ambiente de duras críticas a la labor de los fiscales?

Las amenazas verosímiles dirigidas contra fiscales, jueces o policías, son actos que buscan producir efectos en una doble dimensión: amedrentar al amenazado para que se inhiba de realizar su función o la realice en el sentido que beneficie al imputado. En el caso concreto, estoy seguro, conociendo a Ximena, que no producirá ese efecto y la investigación continuará su curso de acuerdo al principio de objetividad. Debemos perfeccionar nuestro sistema de protección de los fiscales adjuntos.

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