Muere Luis Hernández Díaz, el dirigente social que llegó a ser conocido como El Papillón chileno por su vida de película
El presidente del Senado, Manuel José Ossandón, y el alcalde de Puente Alto, Matías Toledo, manifestaron su pesar por el deceso del mítico líder vecinal y deportivo.
- ¿Y Papillón, qué se había hecho en los últimos cinco minutos?
- Acá, como siempre, poniendo el hombro en favor de mi gente.
Así respondía Luis Hernández Díaz a un periodista de La Cuarta en una nota publicada en 2009.
El incasable y mítico dirigente social de Puente Alto falleció a los 81 años, la mañana de este miércoles en el Hospital Sótero del Río.
El presidente del Senado, Manuel José Ossandón, exalcalde de la comuna, lamentó su partida y recordó que lo había visitado hace unos meses en el centro asistencial.
“Enfrentó una enfermedad muy compleja, una batalla dura que finalmente terminó con su vida. Aun así, en esa conversación se notaba su fuerza y entereza para enfrentar situaciones adversas”, señaló.
También lo despidió con palabras de afecto el actual alcalde, Matías Toledo.
“Quiero dejar mi pésame a la familia y a la comunidad de Puente Alto por alguien que trabajó tantos años por su comunidad, alguien que luchó por los más pobres, por los más pequeños, por los excluidos y marginados, un abrazo al cielo para Luis Hernández nuestro querido Papillón de Puente Alto, tu familia te recordará, tu pueblo hoy te abraza”, expresó el jefe comunal.
La tragedia que lo marcó
Su apodo viene del personaje exmarino Henri Charrière que encarnó en la película Papillón Steve McQueen, el carismático héroe que en los 60 y 70 escaló al primer lugar entre los ídolos de Hollywood.
“Luis tuvo una historia marcada por la delincuencia y por momentos difíciles, pero también tuvo la valentía de reinventarse. Se levantó, cambió de rumbo y dedicó su tiempo a evitar que otros sobre todo niños y jóvenes cayeran en lo mismo que él conoció”, explicó Ossandón.
En 1986, Luis Mauricio de 10 años y Pablo de 9, des de los hijos del Papillón chileno, murieron ahogados mientras se bañaban en un pozo en el fundo El Porvenir, de Puente Alto.
La tragedia pudo haber destruido a este padre, que alguna vez tuvo deudas con la justicia, pero encarriló su vida por el trabajo social y juró que nunca más le pasaría lo mismo a un niño de su sector.
“Transformó su vida para servir a su comunidad y abrir caminos de esperanza”, señaló el diputado Hernán Palma
A partir de entonces movió montañas para dar forma a un ambicioso proyecto de piscinas comunitarias en la Villa Diego Portales y lo consiguió. También trabajó en comités de vivienda y en clubes de fútbol de barrio.
“Veo a mis hijos cuando veo a los niños disfrutar”, decía Papillón.
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