Hoy se sumó un nuevo capítulo a la disputa por el legado de Max Brod, que incluye materiales inéditos de Franz Kafka, luego que 24 renombrados académicos israelíes publicaran una carta en la que piden que el patrimonio de Brod se quede en Israel.

Los firmantes, que pertenecen a varias universidades israelíes, afirmaron estar "indignados por la forma en la que es retratada la Academia israelí en la prensa alemana, como si no tuviéramos interés ni el saber histórico y el dominio del idioma para investigar el archivo Max Brod".

Agregaron que Brod es parte de la historia del Estado de Israel así como un escritor y filósofo que escribió innumerables artículos sobre el sionismo y que después de su huida de los nazis vivió durante 30 años en Palestina y luego en Israel.

La disputa sigue un proceso en un tribunal de Tel Aviv, donde la Biblioteca Nacional israelí lucha por los derechos de la herencia de Brod (1884-1968) y con ello también de textos inéditos de Kafka. De esta forma se busca evitar que dos hermanas, herederas privadas ya mayores, vendan al extranjero los textos del patrimonio del editor de Kafka, Max Brod.

Antes de su muerte, en 1924, Franz Kafka le pidió a su amigo Brod que quemara sus textos. Este hizo lo contrario, los publicó y logró que Kafka se convirtiera en un éxito mundial. Brod huyó de Praga a Palestina por los nazis en 1939. En su maleta llevaba las obras de Kafka.

Tras la muerte de Brod, en 1968, la herencia que incluía varios textos de Kafka fue a manos de su antigua secretaria, Esther Hoffe. Hoffe vendió parte de los textos, entre ellos "El proceso" por dos millones de dólares en 1988. La otra parte la guardó en cajas fuertes en Israel y Suiza. Tras su muerte hace dos años, a los 101 años, legó el patrimonio de Brod a sus hijas Ruth y Hava. Las dos son supervivientes del Holocausto y tienen hoy en día unos 80 años.