Para Andrés Navarro, Sonda no lo es todo. A pesar de las turbulencias financieras del último año, el empresario ha incorporado nuevos negocios a su portafolio, aunque también ha desinvertido, más por razones estratégicas que por problemas con las inversiones. A fines de 2007, el empresario se convirtió en el controlador de Las Tacas, del que ya era socio, tras adquirir la porción que le pertenecía a Gustavo Montero, fundador del resort. A eso se suma la venta, hace apenas unas semanas, del 50% que tenía en Viña Tamaya.

Las Tacas lo ha mantenido muy ocupado en los últimos meses y ahora está a punto de relanzar el ya clásico proyecto de segunda vivienda ubicado a 20 minutos de La Serena, en la Cuarta Región. Según fuentes que conocen algunos detalles de la operación, en el curso de este año ha trabajado, junto a su equipo, en estructurar un nuevo plan inmobiliario y dentro de unos días se procederá a elegir, mediante licitación, a la compañía que se encargará de realizar las obras, que contemplan la construcción de un edificio llamado Sol de Las Tacas.

Hay otra inversión con un cariz turístico en la que Navarro igualmente se involucró. Se trata del hotel Kunza, impulsado por el ex gerente general de Celulosa Arauco, Alejandro Pérez, con quien es, asimismo, socio en la Inmobiliaria Andrés Bello. En este hotel  y spa de cinco estrellas, de 60 habitaciones, que abrió sus puertas este año, se invirtieron US$ 18 millones y fue construido con adobe y madera de cactus y en él usaron paneles solares y luminarias de mínimo voltaje.

LA MANO DERECHA
La mano derecha de Andrés Navarro tras estas actividades es Eduardo Betteley. El ejecutivo asumió la gerencia general de Las Tacas y, además, participa en la administración de Agrícola Cerrillos de Tamaya, la sociedad que dio origen a la viña del mismo nombre y que en 900 hectáreas (dentro de un campo que dispone de unas 3.000 en total) produce paltos, cítricos y uva vinífera. Betteley es igualmente director del Banco Internacional, en representación del controlador de Sonda -entidad en la que posee cerca del 30%- y también está presente en el directorio de la entidad.

Varios otros ejemplos demuestran que el verbo diversificación es uno que está muy presente en el léxico de Navarro. Entre ellos la propiedad del colegio Dunalastair, que tiene dos sedes, una en Las Condes y una segunda en Chicureo; o bien su participación en Aquamont, una compañía que produce abalones (un molusco de alto valor) en la Décima Región, donde es socio de Gustavo Montero y del accionista de Lan Boris Hirmas.

También encabeza el directorio de la Clínica Las Condes, en la que es uno de los principales accionistas, y tras la fusión de la Constructora Aconcagua con SalfaCorp siguió en la propiedad y es, de hecho, uno de los directores.

Claro que hay proyectos que no han podido ver la luz. Concretamente, la AFP Innova, cuya creación -a cargo de Pablo Navarro, uno de sus hermanos- quedó en compás de espera hasta que decanten los efectos de la reforma previsional sobre el sistema privado de pensiones.