“Fue un gran hombre. La persona más íntegra que conocí en mi vida”. Esas fueron las primeras palabras que expresó Sergio Arellano Iturriaga,  hijo homónimo del ex militar, a horas de la muerte de su padre y líder de la temida “Caravana de la muerte”, durante el régimen de Augusto Pinochet.

Apelando al dolor y al derecho de vivir en reserva el difícil momento familiar, Arellano Iturriaga no quiso entregar detalles sobre la  ceremonia fúnebre y sólo insistió en el profundo respeto que la memoria del general en retiro despierta en su círculo más íntimo. “Sus hijos y nietos nos sentimos tremendamente orgullosos de él”, aseguró.

En la entrada de su domicilio, y haciendo referencia al libro que él mismo escribió, ‘De conspiraciones y justicia’, el también abogado señala que Arellano Stark “sufrió mucho a consecuencia de una conspiración, de un poder del cual era absolutamente ajeno y en el que no estaba interesado (.. ). Algún día entenderán lo mucho que él hizo por Chile, sobre todo en función de la democracia. No de dictaduras ni del marxismo”.

También tuvo palabras de agradecimiento para el Ejército, por lo que definió como un excelente trato. “Hemos recibido la lealtad de la institución en forma notable. Es algo que me conmueve y lo agradezco”.

Como prueba de ello, da como testimonio “el responso que le brindó hoy (ayer) el curso militar del capitán Sergio Arellano Stark, que son 120 oficiales y civiles que el año 52 fueron recibidos por él en su calidad  de capitán militar. Ellos, hasta el día de hoy, testimonian la fuerza de su ejemplo, y ese ejemplo lo seguimos sintiendo hasta el último día de su vida”.