Histórico

Así es el documental que revivió el culto por Rush

Beyond the lighted stage se llama el filme ganador en Tribeca que resume la existencia del trío que se presenta este domingo en Santiago.

"La banda que conoces. La historia que no", es el certerísimo slogan que promueve el documental Beyond the lighted stage, el filme que renovó este año el fanatismo por Rush, una de las bandas más influyentes de la historia del rock y que se presenta este domingo en el Estadio Nacional.

Porque en los más de 40 años de vida del trío hay una paradoja que no deja de llamar la atención: de cómo de una banda tan popular y respetada se sepa tan poco aparte de los discos súper ventas y las grandes giras que han marcado su trayectoria. Estrenada en el Festival de Tribeca de este año, la cinta dirigida por Scot MacFadyen y Sam Dunn se encarga de responder estas interrogantes y, en un loable esfuerzo de producción, llegó allí donde los medios tradicionales no habían accedido o no habían querido: al corazón mismo de la banda nacida en Ontario.

Registros familiares de Geddy Lee y Alex Lifeson, incluyendo una reveladora secuencia en que este último le dice a sus padres en una comida sus deseos de abandonar el colegio para dedicarse a la música, revelan los duros orígenes de los músicos como pobres inmigrantes europeos. En el caso de la familia de Lee, se trataba de sobrevivientes del Holocausto judío, mientras que los Lifeson (cuyo nombre real era Zivojinovich) llegaron a Canadá escapando de la II Guerra Mundial en Yugoslavia.

Este carácter "clase media trabajadora" de los orígenes rescata un concepto que el grupo ha mantenido durante su exitosa trayectoria: ser tres tipos normales tratando de llevar una vida normal. Al ver a la madre de Lifeson explicando que para la primera guitarra que le regalaron tuvieron que conseguirse el dinero, se entiende su actitud frente a la primera fama y las giras: no habían excesos, drogas ni chicas, sólo música. Curiosamente, su primer éxito fue el tema Working man (Obrero), el mismo con que cierran la gira Time Machine que los trae por primera vez al país.

Siguiendo un camino cronológico en la historia del grupo, Beyond the lighted stage provee gran cantidad de entrevistas a respetados músicos como Kirk Hammet (Metallica), Mike Portnoy (Dream Theater), Gene Simmons (Kiss), el también actor Jack Black (Tenacious D) y Trent Reznor (Nine inch nails), todos fanáticos acérrimos de Rush. Simmons habla de las primeras giras, cuando compartieron ruta y definieron sus estilos, donde unos buscaron el circo (Kiss), y los otros siguieron al rock (Rush).

Pero de todos los testimonios, el de Billy Corgan es lejos el más revelador: con una lucidez casi filosófica, el líder de Smashing Pumpkins se pregunta sobre las razones por las que Rush no ha gozado en su carrera del mismo reconocimiento de las bandas fundamentales del rock: "¿Por qué marginaron a esta banda? ¿Qué pasó? Son parte de la historia y alguien tiene que explicar por qué", dice vehemente.

Junto a valioso material que muestra al trío tocando en escuelas secundarias antes de cumplir la mayoría de edad, el trabajo de MacFadyen y Dunn se detiene en un momento crucial en la evolución de la banda: el enfrentamiento con la industria musical ("2112 fue la llave que nos abrió la puerta que nosotros cerraríamos detrás. De ahora en más hacemos lo que queremos", dice Peart) y el radical ninguneo de la prensa especializada.

Con frases como "el interés limitado y sin gracia de Rush por la literatura y el escaso sentido de melodía", o "la música descaradamente trillada de Rush no es interesante ni puede oírse", fueron algunos de los adjetivos que marcaron las críticas de sus primeros discos, como Rush (1973), Fly by night (1973) y Caress of steel (1974). Incluso durante la consagración definitiva que supuso el disco conceptual 2112 (1976), la división entre la crítica y los fans fue definitiva. Como lo explica Corgan, "dentro de su sofisticación la persona común y corriente está presente. El gran problema de su carrera es que nunca fueron aceptados por la élite intelectual", explica.

El otro gran tema que cruza Beyond the lighted stage es la tragedia personal del baterista Neil Peart. Con sólo un año de diferencia perdió a su hija y esposa (1997), lo que lo sumió en un estado depresivo que para Lee y Lifeson fue casi el fin del grupo. En uno de los momentos más emotivos del filme, la cámara recrea el viaje catártico que Peart hizo en moto como viajero solitario y anónimo, desde Alaska a México, y se deja ver su necesidad de escape, y la absoluta amistad y lealtad entre ellos, al punto de que esperaron por años la "recuperación" del percusionista para intentar un posible regreso, el que se materializó simbólicamente en el histórico concierto que dieron en Río de Janeiro en el 2002.

Los 106 minutos de la cinta describen una trayectoria ejemplar construida en base a talento, trabajo y autoconvicción. Para los fans más cercanos será un emocionante acercamiento a un costado inédito de la banda -incluyendo el origen de las misteriosas batas y kimonos que marcaron el período progresivo del grupo-, y para el público general podrá ser una hermosa historia de rock & Roll sin sexo ni drogas. Desde ambos casos, se entiende el por qué de este culto que ya roza las cuatro décadas.

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