Ay, qué miedo

• José Maza, astrónomo:

  "Al comportamiento irracional de la gente"

Vivimos en una sociedad en que dependemos de que los demás "se comporten", de que no me atropellen cuando camino por una vereda, no me empujen a las líneas del metro, de que alguien no saque un arma y empiece a disparar. La educación y la cultura de los demás influyen en todos. Ser parte de una sociedad, en una gran ciudad en particular, hace que nuestra calidad de vida dependa fuertemente de la educación de los otros. En una ciudad en que todos son amables, sonríen, saludan, comentan, uno vive en un colectivo en que dan ganas de estar. En Chile, el exceso de individualismo, la búsqueda del éxito personal, llevan a muchos a "tirarte el auto encima" y a otros, a actitudes muy poco amables porque están cansados de que les tiren el auto encima. Debemos hacer un esfuerzo por mejorar la educación, la cultura y la amabilidad en beneficio de todos.

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José Maza.

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• Cristián Leporati, publicista:

  "A las alturas"

Siempre he sufrido de vértigo. Me paraba en cualquier pendiente y las ganas de tirarme eran espantosas. Por lo mismo, empecé a estudiar montañismo y lo practiqué durante 20 años, ya que me ayudaba a controlar mi miedo. Escalé paredes verticales, dentro y fuera de Chile, tres veces por semana. Todos los años me tomaba un mes para ir a escalar a cordilleras de roca y nieve en otros países.

Una vez, mientras estaba en el Cajón del Maipo, lugar donde vivo y donde construí mi casa para estar cerca de las montañas, intenté escalar, pero me empezó a tiritar un pie, algo que nunca me había pasado. No le di mucha importancia y me concentré en terminar. Al bajar, pensé en mis 44 años y en que tenía una familia que cuidar, así que decidí dejar el montañismo. Jamás olvidaré ese día.

Hace un tiempo, unos amigos me invitaron a subir un cerro y por los años de amistad, acepté. Lo intenté, pero nuevamente sentí ese dolor en el estómago que te aprieta y te provoca una angustia que no puedes controlar.

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Cristián Leportati.

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• Francisco Saavedra, conductor de televisión:

  "A darme cuenta de que moriré" 

Regresando a Chile, tras un viaje a Cuba, el avión comenzó a sufrir fuertes turbulencias. Las auxiliares de vuelo se tiraron al suelo y el carrito de comidas saltó para todos lados. Era como una escena de terror. A mi lado iba una china, a quien le agarré la mano y empecé a rezar. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida, pensé en mi familia, incluso traté de prender el celular para llamar a mi mamá. Esa sensación de darme cuenta y sentir de que moriría en unos segundos más es a lo que le tengo realmente miedo. No me asusta lo que me pueda encontrar una vez que me transforme en espíritu o en un alma, sí a darme cuenta de que morirás en un momento determinado. En el avión escuchaba cómo todos gritaban y pensaba en que prefería sufrir un ataque cardíaco antes de seguir sintiendo ese terror. Distinto es tener la conciencia de que te vas a morir en un plazo determinado a consecuencia de una enfermedad, en ese caso me parece que se presenta una situación única: poder hacer un mea culpa y sanar heridas antes de fallecer. Lo viví con mi tata (abuelo), quien tuvo esa conciencia y se convirtió en una persona más humana. Él no podía hablar, pero me escribió en una pizarra "Te quiero", un hombre que nunca en su vida había dicho esa frase, lo logró en el lecho de su muerte.

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Francisco Saavedra.

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• Francisca Solar, escritora:

  "A no poder ser madre"

No tengo problemas reproductivos, soy una mujer sana en ese aspecto, pero ese miedo es grande y profundo en mí. Sé que es completamente irracional (todos los miedos lo son), biológicamente no tengo motivos para dudar, pero he debido posponer mi maternidad por diversas razones y ya no soy tan joven, entonces me angustia pensar que no sucederá cuando quiera intentarlo y me arrepienta de haber tardado tanto. Ser madre soltera siempre ha sido una opción, pues tengo estabilidad económica y una entrañable red de apoyo, pero mi ideal es criar de a dos, en pareja y no me quiero resignar. Buscaré ese ideal hasta que el plan B sea inevitable. En mi cabeza tengo un deadline, incluso he investigado sobre reproducción asistida si llegara a necesitarla... a ese nivel. Vengo de una familia grande y siempre quise lo mismo para mí, varios hijos, pero con el tiempo de fertilidad que me queda probablemente ya no la tendré. Un hijo sería un regalo; dos, un milagro.

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Francisca Solar.

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• Elisa Zulueta, actriz:

  "A las gallinas"

Cuando veo una gallina puedo desmayarme, me baja la presión y me pongo a llorar. Siento que se me caen los órganos. Lo descubrí trotando una vez en el sur cuando me encontré frente a frente con una. Lloré todo el camino de vuelta.

También tengo miedo de que la gente que quiero me deje de querer, al ocaso del cariño y, como dice un título de una obra de teatro, a la traición de la amistad. Supongo que esto se debe a que todos nos han dejado de querer, y uno lo ha hecho también.

También le tengo miedo al descontrol y a perder la lucidez. Por eso no tomo ni me drogo.

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Elisa Zulueta.

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• Jorge Baradit, periodista y escritor:

  "A la ignorancia"

Le tengo miedo a lo que no existe, a la oscuridad, a lo que no veo, pero a la vez amor-odio con lo desconocido, que me erotiza y me produce un pavor exquisito. Le temo a la pobreza, a morir de manera estúpida y que se apague la tele para siempre porque no miré antes de cruzar la calle y pasar el resto de la eternidad tres metros bajo tierra, solo en la oscuridad. Tengo miedo de que el espíritu no se ancle a la Tierra y me aleje de ella sin poder agarrarme de nada; terror al reguero de almas que va dejando nuestro planeta en su avance por el universo. El 2006 me aterré cuando un Opala blanco se estacionó demasiado rápido a mi lado. Miedo al Apocalipsis y a los ejércitos del Señor invadiendo la Tierra en sus naves espaciales. Miedo a que el darwinismo político liberal se tome el poder. Al fanatismo religioso. Miedo a la uniformidad. A la ignorancia, que es lo único contra lo que no hay antídoto ni fuerza de la naturaleza que se le oponga y que puede hacer realidad todas las alternativas anteriores.

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Jorge Baradit.

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• Augusto Schuster, cantante y actor:

  "A perder mi capacidad de seguir soñando"

Si bien el miedo no es un sentimiento al que le doy mucho espacio, pienso que sí hay algo que me lo gatilla y es pensar en la pérdida de la capacidad de seguir soñando, creando y creyendo. Agradezco todo lo que la vida me ha dado, con lo bueno y malo, y por sobre todo, doy las gracias por tener siempre un recorrido que puedo y quiero realizar.

Este año cumplí un gran sueño, que fue lanzar Bonsai, mi primer disco solista, que fue de la mano de otra meta cumplida: la creación de mi sello musical: Maha Récords, junto a mi gran amigo, socio y productor musical Christopher Manhey. Lograr eso, creer en un camino, creer en la gente, apostar por entregar un legado, hacer mi música y ayudar a otros a cumplir sus sueños es algo maravilloso y una fortuna. Imaginar que eso se apague, me asusta. Si eso faltara, me parece que sería realmente muy triste. La vida es aquí y ahora, una creación constante.

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Augusto Schuster.

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• Natalia Duco, atleta:

  "A vivir con miedo"

Creo que el peor temor de todos es vivir paralizada y limitada por el miedo a lo que puede pasar. Creo que ese es un sentimiento impuesto por uno mismo o por la sociedad, los medios de comunicación, los políticos o los poderosos, que nos tratan de asustar y manejar para tenernos como un rebaño de ovejas. Entonces el mayor desafío es vivir libre de espíritu, de alma y de cuerpo. Tener la fortaleza de ver la verdad, no dejarse engañar, no dejarse dominar, dudar de todo, y después de hacer un análisis  interno, elegir nuestros propios caminos. Estamos siempre a punto de ser manejados como marionetas y eso me da miedo. Por eso lucho día a día por estar consciente, estar atenta, estar conectada y poder tener mis propias ideas e ideales. No las de otros.

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Natalia Duco.

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• Kena Lorenzini, fotógrafa, feminista y sicóloga:

  "A que mi hija sufra"

Lo que más me da miedo en la vida es perder a uno de mis dos amores, a Paula, mi compañera, y a mi hija. Ella tiene cinco años, padece una enfermedad compleja y me da pánico que sufra… por sobre todas las cosas me da pavor que lo pase mal en la vida por cualquier cosa. Lo mismo me pasa con mi pareja, mis hermanas o alguien de mi familia. El sufrimiento de mis seres queridos me da mucha angustia y lamentablemente es algo a lo que me he visto enfrentada en el último tiempo.

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Kena Lorenzini.

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• Javiera Suárez, periodista:

  "A dejar de creer en mí"

El mayor miedo que tengo hoy es dejar de creer en mis capacidades y en el poder que existe en mi interior. En mi caso, me sirvió para sanarme y estar bien. Pero más allá de una cosa puntual, es creer que me siento bien cuando me sienta mal, creer siempre en mí, creer que si quiero algo, con la ayuda de Dios y de mi familia, lo voy a lograr. Todos tenemos ese poder, pero hay que tener conciencia de que se tiene para lograr los objetivos. En mi caso, para sanarme.

El cáncer es una enfermedad que te pone en un escenario en que la muerte se hace evidente. Es por eso que también le tengo miedo a dar mis días de vida por sentado, lo que me pasaba un poco antes de tener cáncer. Con la enfermedad comencé a tomar mayor conciencia sobre eso, entonces me da miedo que el día de mañana, cuando me mejore, vuelva a meterme a esta rutina donde todas las mañanas son iguales cuando en realidad cada día de vida es un milagro y uno tiene que vivirlo así. Ojalá no sólo yo, que tengo cáncer, si no que todo el mundo.

¿Le tienes miedo a la muerte?

No. Encuentro que es poco práctico porque me voy a morir igual, nadie me va a preguntar si quiero o no, entonces como va a pasar igual, encuentro que es un miedo poco productivo.

• Paloma Salas, comediante:

  "A ser abducida por un extraterrestre"

Me quedé sola 10 días en mi casa porque mi pareja se fue de viaje. Pensé todo el rato que les tendría miedo a los ladrones. Sé que soy una señora adulta y que me deberían dar miedo los portonazos, pero me di cuenta que me dan mucho más miedo las abducciones extraterrestres. Me da miedo que entre uno a mi casa. Me da miedo estar sentada, mirar por la ventana y que pase un extraterrestre por detrás de un árbol, sin saber para dónde fue. Es como en las películas, cuando el malo pasa detrás de todos y sigue caminando. Obvio que nunca tuve una situación paranormal porque los extraterrestres no son reales, no existen, por eso nunca me ha pasado, pero eso es lo mejor de mi miedo, porque no es algo real. Todavía tengo un rollo con la oscuridad. Soy una señora de 32 años y cuando voy a la cocina o al baño, en la mitad de la noche, y apago la luz, me devuelvo corriendo a mi pieza. A mí me crió mi mamá con la luz prendida, me crió con terror a la oscuridad, entonces dormir con la luz apagada era como hacerme la bacán, como un acto de rebeldía. Ahora que estoy más grande, me doy permiso para tener miedo, lo que no hacía cuando chica.

Tengo varios miedos que de día no tienen sentido, como prender la luz y sentir otra mano o piel de otra persona en vez del interruptor. Me di cuenta de que los ladrones no me importan, pero sí me da miedo que me estén robando y en ese momento descubrir que hay un ovni. Me hago amiga del ladrón para defenderme del ovni.

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Paloma Salas.

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• Francisco Ortega, periodista y escritor:

  "A quedar ciego"

La visión es el sentido que más valoro, necesito mirar, ver a la gente, lo que me rodea, las películas y leer historias. Mi mayor miedo es quedar ciego. Prefiero quedar mudo o cojo, cualquier cosa antes que perder la vista y la oportunidad de apreciar los colores, las sensaciones y a la gente inquieta. Otro miedo que tengo es a la oscuridad. Por ejemplo, cuando duermo, trato de tener algo de luz en la ventana, dejarla a medio abrir. Tampoco puedo usar antifaz, ni en los aviones, porque no soporto tener algo oscuro sobre mis ojos, situación que no me permitiría ser Batman. Una de mis pesadillas recurrentes es que al despertar no pueda abrir los ojos. Es algo que me supera, ver luz me da confianza.

Ese miedo es la razón por la que sigo usando lentes. Fácilmente podría operarme, pero la idea de tener que pasar un tiempo con un ojo tapado me angustia. Prefiero morir usando anteojos. De hecho, me desespera andar sin ellos. Hace dos meses me operaron de una fractura en la pierna y tenía que entrar a pabellón sin lentes. Pedí, por favor, que me dejaran llevarlos, pero me dijeron que se podían perder y me dio más pánico no tenerlos y después no ver. Es por eso que tengo siete pares de anteojos extras en caso de emergencia.

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Francisco Ortega.

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