Histórico

Borges inédito: "Oyendo un tango viejo, sabemos que hubo hombres valientes"

El escritor argentino dio cuatro charlas sobre el género arrabalero en 1965.

En 1965, Jorge Luis Borges ya era un referente de la literatura argentina en el mundo. Por esos días, el autor de Historia universal de la infamia y El Aleph, quien había quedado ciego 10 años antes -en 1955-, era una figura pública como director de la Biblioteca Nacional y del Instituto de Literatura alemana en la U. de Buenos Aires, donde tenía fama de profesor riguroso.

El 30 de septiembre de 1965, el diario argentino La Nación señalaba en un aviso: "Borges contará sus experiencias personales en el Palermo feo, donde compadritos y orilleros protagonizaron historias y anécdotas que muestran el espíritu de una época de Buenos Aires".

El autor de Ficciones enfrentaría a un público desconocido para hablar sobre el tango. Recitaría algunas canciones, diría que Carlos Gardel "convirtió al tango en una breve escena dramática" y que Caminito era "un tango llorón".

Borges murió en 1986 y la cita de Palermo quedó en el olvido, fuera del alcance de biógrafos y especialistas. Hasta septiembre pasado, cuando el diario El País de España anunció el hallazgo de las grabaciones de aquellas charlas. Las había recibido el escritor catalán Bernardo Atxaga en 2002 como regalo de un amigo. Este, a la vez, las obtuvo de un gallego que se fue a Argentina de niño y que luego trabajó de productor musical en Alemania.

Donadas por Atxaga a la Casa del Lector de Madrid, ayer en la institución, María Kodama, viuda de Borges, anunció la publicación de un audiolibro titulado Historia del tango para el próximo año. El volumen, que saldrá por el sello Anaya, incluirá las cinco horas de grabación inéditas, además de su transcripción.

A pesar del dominio que muestra en las charlas sobre el tango, Borges no acostumbraba escucharlo. "Decía que era un sordo musical, no se sentaba a escuchar música, aunque le gustaban el jazz, el gospel, la música medieval y Brahms. Sin embargo, de Beethoveen decía que hacía mucho ruido", contó ayer María Kodama.

Tiempos difíciles
"Eran letras indecentes o meramente traviesas", dice Borges sobre los primeros tangos, en las grabaciones disponibles en internet.

Sitúa el origen del género en 1880. "Se supone que entonces surge oscuramente, clandestinamente sería la palabra más justa. En cuanto a la geografía, las respuestas han sido diversas…", dice con voz cansada y cita Montevideo (Uruguay) y Rosario (Argentina), como ejemplos, "pero esto debe importarnos poco si ha surgido al margen del río o en otro". Y teoriza también sobre la raíz del término: "A mí me suena africana, como milonga".

Borges cita desde Evaristo Carriego, "un poeta menor", hasta Walt Whitman, para definir y comparar letras e historias. También hace análisis. "El pueblo no inventa ni impone el tango a la gente bien (..) El tango tiene esa raíz infame, en las casas malas, y luego los niños bien, patoteros, lo llevaron a París. Y cuando el baile fue aprobado y adecentado en París, entonces el Barrio Norte lo impuso al resto de Buenos Aires", dice. "Oyendo un tango viejo, sabemos que hubo hombres valientes", afirma.

En las grabaciones, Borges canta. Y luego se disculpa: "Creo que he sido lo suficientemente desafinado".

El tema le da también para reflexionar sobre las diferencias de época. "Antes un asesinato podía hacer famoso a tres hombres. Ahora, en esta época pacífica tenemos asaltos de bancos, robos de millones, bombas, incendios y todo eso dura lo que dura la lectura del diario de la tarde… Estamos en una época mucho más brava que aquella época brava de principios de siglo".

El autor de Ficciones resume así su aprecio por el género: "El tango fue un símbolo. Hay algo de él en el alma argentina, algo salvado por esos humildes y a veces anónimos compositores de las orillas. Algo que volverá".

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