La sensualidad del verano brasileño invita a vivir una historia de amor contemplando el ruido del mar. Fernando de Noronha, Porto de Galinhas y Natal son destinos inolvidables para enamorarse.

FERNANDO DE NORONHA
Situado a 545 kilómetros de Recife, Fernando de Noronha es un archipiélago compuesto por 21 islas e islotes, que acoge playas de aguas cristalinas y una excelente estructura hotelera y gastronómica. La distancia del continente ayuda a la preservación de la naturaleza que contribuye a generar un ambiente romántico, considerando su tranquilidad.

Hasta el año 1982, la isla funcionó como presidio y área militar. En 1988, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y de Recursos Renovables – IBAMA transformó a esta región en el Parque Nacional Marino. Y en 2001, fue declarada por la Unesco como Patrimonio Mundial Natural.

La preservación de distintas especies de animales también es un imperdible en Noronha. Entre los innumerables paseos que combinan diversión y turismo ecológico se encuentra la visita al Proyecto Tamar, responsable de salvar miles de tortugas marinas todos los años. También es posible participar del emocionante momento de la apertura de los nidos, actividad que se realiza entre los meses de marzo y junio, en la Praia do Leão, y que consiste en acompañar la soltura de las crías y observarlas en dirección al mar, en un procedimiento gratuito y abierto al público.

En el Mirante dos Golfinhos (delfines) es posible observar a estos encantadores animales, que buscan la playa para descansar. Durante la noche, los delfines permanecen en alta mar en busca de alimento. Por lo tanto, el amanecer es el mejor horario para contemplarlos. El ritual cuenta además con la presencia de aves marinas, que brindan un show inigualable.

Las playas de agua transparente mantienen la naturaleza salvaje de la región. Un buceo en pareja para conocer la fauna y la flora marinas combina originalidad y romanticismo en un paseo deslumbrante por el Océano Atlántico. Entre las opciones que la isla ofrece, destacan la Praia da Conceição, Cacimba do Padre, Boldró, Baía dos Porcos y la Baía do Sancho.

Para una cena a la luz de las velas, el archipiélago cuenta también con una red de restaurantes donde se puede disfrutar desde la gastronomía de la región  hasta los platos más exquisitos como son los frutos del mar.

NATAL
El destino combina las bellezas naturales con una infraestructura adecuada para un inolvidable viaje en pareja. Los más de 400 kilómetros de costa de la capital de Rio Grande do Norte brindan al turista playas con variados perfiles, desde los más salvajes hasta los más urbanas, todo unido a impresionantes paisajes.

Es prácticamente imposible resistir a las variadas opciones de comidas típicas de la ciudad, como la carne de sol, el baião de dois, la galinha cabidela y, de postre, la tapioca, que también puede ser un plato salado dependiendo del relleno.

PORTO DE GALINHAS
Ubicada en el municipio de Ipojuca, litoral sur de Pernambuco, a 65 kilómetros de Recife, brinda más de 18 kilómetros de playas de blanca arena, con aguas transparentes y tibias, repletas de cocoteros y apartadas del ritmo urbano. Anualmente, este municipio recibe 500 mil turistas provenientes de varios estados de Brasil, principalmente de São Paulo, Minas Gerais y del Distrito Federal.

Son siete playas continuas, desde la Praia de Camboa, pasando por las playas de Muro Alto, Cupe, Porto de Galinhas hasta llegar a Maracaípe y Pontal de Maracaípe. Las piscinas naturales son inolvidables. Sus cristalinas y tibias aguas (promedio de 28ºC / 90ºF) dan origen a verdaderos acuarios formados por los bancos de corales.

La principal atracción de la región son las piscinas naturales visitadas por miles de turistas cada año. Entre los puntos históricos destaca el Convento de Santo Antônio, fundado en 1606 y declarado patrimonio histórico nacional en 1937.

Porto de Galinhas posee una enorme red de hoteles de categoría internacional y resorts que se comparan a los mejores del mundo, con alojamientos tan cerca de las playas que, muchas veces, es posible dormir con el sonido de las olas del mar. La gastronomía local es bastante diversificada, ofreciendo frutos del mar y pasta italiana, pasando también por platillos con salsas de frutas y raíces de la región que permiten disfrutar este destino también a través del paladar.