Cap Arcona: el "falso Titanic" que terminó como tumba de prisioneros
La triste historia del barco alemán que sirvió de escenario para filmar el llamado "Titanic Nazi".
Hace 104 años, el Titanic desapareció en las gélidas agudas del Atlántico después de chocar contra iceberg en su viaje inaugural, dejando 1.514 muertos.
El triste final del trasatlántico más grande y lujoso del mundo, en aquella época, y que incluso fue tildad de insumergible, también salpicó a otra embarcación que el destino puso en el lugar del Titanic, pero que tuvo un desenlace aún más siniestro.
El trasatlántico alemán Cap Ancona era una nave de lujo, el buque insignia de la flota de la HSDG (Hamburg-Südamerikanische Dampfschifffahrts-Gesellschaft), en la década del 30.
En medio de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Hitler decide rodar una mega producción cinematográfica basa en la historia del Titanic. La película buscaba utilizar el desastre del Titanic como reflejo de una sociedad británica basada en el dinero y la ostentación. Un film apoyado por el ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels.
Para realizar las filmaciones, el gobierno alemán dispuso a su mejor transatlántico, con el fin de emular el lujo y la grandeza de la hundida embarcación británica, y ese fue el Cap Arcona, que quedó a total disposición del director de la película, Herbert Selpin.
El fin
Apenas estalló la guerra, el Cap Arcona quedó en manos de la armada de guerra nazi. En un principio, fue utilizado como hotel para la marineria alemana. Después de participar en la filmación de Titanic, trasladó soldados entre Danzig y Copenhague. Ya en la última etapa de la guerra, la otrora nava de lujo estaba en pésimo estado y se encontraban casi inmóvil. Finalmente quedó anclada en el puerto alemán de Lübeck, en Báltico.
Parecía que el Cap Arcona quedaría ahí hasta la caída del régimen nazi, pero el jefe de las SS, Heinrich Himmler, tenía un plan siniestro para él.
En abril de 1945 el líder de las SS ordenó la eliminación de todos los prisioneros del campo de concentración de Neuengamme. Los enemigos estaban cerca y ante el temor de represalias y juicios por los campos, Himmler buscaba eliminar toda evidencia. Pero el tiempo era poco y había que eliminar muchos prisioneros, así que determinó llenar el Cap Arcona de prisioneros y dejarlo en la bahía a la espera de ataques aliados, para que fueran los propios enemigos los que acabaran con los detenidos.
El mismo día del suicido de Hitler, aviones de la real aviación atacaron la bahía de Lübeck, donde se encontraban el Cap Arcona con 4.500 deportados; el Thielbek, con 2.800, y el Athen, con 1.998. Sin saber de las existencia de los detenidos, las aeronaves abrieron fuego.
En media hora de ataques, de un total de más de 9.200 prisioneros, 7 mil fallecieron a manos de las bombas y metrallas británicas y también de los ataques de las SS a quienes trataron de escapar de los buques.
Cuatro días antes de que Alemania firmara la rendición, el Cap Arcona se hundió en el Báltico.
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