Casualidad - Causalidad

Hace muchos años el escritor argentino Jorge Luis Borges entregó una gran definición. "¿Casualidad?", se preguntó. "Barbarismo, por causalidad", se respondió. Desde hace un tiempo, repetí muchas veces este brillante juego de palabras que expresa una profunda verdad. Tanto que varios me pidieron dejar de hacerlo por majadero, latoso y repetitivo. El problema es que la vida va poniendo permanentes ejemplos y situaciones que encajan perfectamente en la definición del escritor argentino, sobre todo en el fútbol y particularmente esta última semana.
A comienzos de ella, se supo que Colo Colo había inscrito mal las planillas de los cuatro partidos que había jugado en este campeonato. Y aunque esto da cuenta del profundo desorden y el afán por sacar ventaja de todo, desde rudas hasta la posición de la banca, igual era extraño que el medio se enterara sólo de este caso. Tomando en cuenta además que de seguro había otros, como finalmente se conoció. De hecho, hay más denuncias y da la impresión que si se mostraran todas las planillas del último tiempo, muchos otros equipos estarían arriesgando sanciones. La pregunta es si se hará cumplir el reglamento o se intentará una suerte de amnistía (tan común en nuestra clase política) para evitar el bochorno generalizado y mayoritario. Pero también convendría hacerse la interrogante de cómo y por qué se filtra la mala inscripción de Colo Colo. La respuesta no está en la fortuna, sino en las guerras internas, el desgobierno y las pasadas de cuenta que existen al interior del Cacique, en conjunto con algunos aliados.
No es lo único. Con la llegada de Oscar Meneses a la gerencia deportiva, muchos se preguntaron si seguiría haciendo la mayoría de las negociaciones con el ex arquero y hoy representante de jugadores, Leonardo Cauteruchi. En Audax Italiano era así. Curiosamente, quien vela por los intereses del técnico Pablo Guede, es precisamente Cauteruchi, quien por cierto ha sido visto permanentemente en el estadio Monumental. ¿Coincidencia?
En Colo Colo algo huele mal y las señales parecen hacer evidente un estado inquietante y perturbador. Los triunfos en la cancha maquillan y ocultan realidades, pero esta semana quedó claro que en el Cacique hay muchas cosas que aclarar. Demasiadas casualidades, que en realidad no lo son. Borges, decía la verdad.
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