COMO ha sido tradicional en el mes de diciembre, las plantas de revisión técnica de la capital recibirán un flujo de usuarios significativamente superior a lo que ocurre el resto del año. Esto se debe a los aproximadamente 300.000 vehículos que no son revisados oportunamente, producto de la escasa importancia que los automovilistas asignan a este control preventivo, el cual sólo se valora en instancias previas al período de vacaciones como el trámite necesario para evitar una infracción o el retiro de circulación.

El Ministerio de Transportes alista un plan de contingencia tendiente a evitar el colapso del sistema, que cuenta con 16 plantas en una ciudad con un parque automotriz que concentra parte importante del fuerte crecimiento de este mercado a nivel nacional. Dentro del plan, privilegiar la atención de aquellos a quienes corresponde su revisión en diciembre según el sistema de asignación por número de terminación de la patente parece razonable y justo, y una medida que ya comprobó su utilidad el año anterior.

Sin embargo, y considerando la velocidad de crecimiento del parque automotriz, es necesario considerar de una vez la incorporación de cambios al sistema para no tener que recurrir a planes anticolapso en contingencias como ésta ni tampoco exponer a los usuarios a prolongadas esperas el resto del año. Abrir el sistema a otros actores que hoy participan en la industria de servicios automotrices podría, con la debida certificación y sujetos a fiscalización, poner a disposición de los automovilistas una capacidad instalada, tecnología y recursos que harían más expedito este servicio. Ello traería una mejora en la atención y disminuiría los retrasos en que incurren los automovilistas al aliviar las molestias que supone el trámite.