Conscriptos al sur del mundo
Un mes, entre frío y viento, cumplieron los 207 jóvenes del servicio militar en el Regimiento Caupolicán, de Porvenir. El más austral de Chile.
El asado más grande de Chile, hecho todos los febreros, con una larga y sazonada fila de corderos al palo. Mucha centolla. Una fauna típica compuesta por ovejas, pingüinos rey -de 1,20 metros de altura-, castores, zorros y guanacos. Y, por el lado del clima, vientos habituales de más 100 km/h y una temperatura perenne bajo los ocho grados Celsius.
Así se vive en Porvenir, ciudad ubicada en la provincia de Tierra del Fuego, a 40 kilómetros -en una hipotética línea recta- de Punta Arenas. Justo al otro lado del estrecho de Magallanes.
"Es bravo por aquí, pero uno se acostumbra. Sólo hay que olvidarse de andar con short y polera, sería suicidio", cuenta Manuel Mendoza (18), uno de los 207 conscriptos que acaban de cumplir su primer mes en el Regimiento Reforzado Nº 11 Caupolicán, el más austral de Chile.
La unidad se ubica en medio de esta ciudad de seis mil habitantes. Y del contingente que está haciendo allí su servicio militar, apenas uno es oriundo de Porvenir. Los 206 restantes llegaron desde Santiago. "Se trata de una zona geográfica exigente, pero también muy hermosa; es un orgullo hacer soberanía aquí", cuenta el coronel de Ejército Juan Jara (46), comandante a cargo del regimiento, cuya dotación bordea los 500 efectivos.
Uno de ellos es el sargento Osvaldo Pate Ika (33), quien nació en un clima diametralmente opuesto: el de Isla de Pascua. "Llegué hace 13 años y me encanta. Sólo hay que abrigarse y comer bien. Aquí no se puede ser vegetariano. Hace falta mucha energía. Los que no comen carne, a la semana ya están pidiendo asados", bromea.
El regimiento Caupolicán se compone de unidades motorizadas y de artillería. Fue fundado en 1866 y es uno de los que combatió en la Guerra del Pacífico. En 1969 fue trasladado desde Valdivia a Tierra del Fuego, donde hoy también convive a diario con la población argentina de la zona.
Sobre los conscriptos capitalinos, el coronel Jara es rotundo: "Pocos se han resfriado. A la semana, todos ya se habían acostumbrado y asumieron muy bien su entrenamiento". Y, de paso, también aclara un mito militar, al menos para esta zona: "La ducha matinal es súper temprano, pero caliente, con electrotermos. Nada de agua fría. Sería insoportable".
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