Histórico

Crítica de cine: Cordero de Dios

En medio de la crisis económica argentina del último tiempo, un veterinario septuagenario es secuestrado. Su hija, exiliada en Francia (Mercedes  Morán), viaja para ver qué se puede hacer y para encontrarse con su propia hija, Guillermina (Leonora Balcarce). El dinero pedido por los secuestradores es mucho y ahí comienzan a asomar las diferencias entre madre e hija, porque tienen que ver lo que una siente y lo que la otra sabe, así como con lo que ambas temen. También sale al ruedo una historia de militancia política de 1978, cuando aún vivía el padre de Guillermina. Los mundos se encuentran, las historias se reconstruyen de a fragmentos y los afectos pujan por encontrar su espacio.

La ópera prima de la documentalista Lucía Cedrón, que llega a una sala de Santiago (en Hoyts La Reina), cuenta con la participación de las chilenas María Izquierdo e Ignacia Allamand, además de la figura de Morán, una intérprete de excepción a nivel continental. Cordero de Dios es una cinta pequeña y algo misteriosa, capaz de abordar una temática sensible sin caer en estereotipos y logrando, incluso, que lo incierto y lo impensado se reúnan e impacten la conciencia del espectador.  (Pablo Marín)

Dirección: Lucía Cedrón.
Con: Mercedes Morán, Jorge Marrale, Leonora Balcarce.
Duración: 90 minutos.
Género: Drama.
Producción: Argentina/Francia, 2008.
Calificación: Todo espectador.

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

No sigas informándote a medias 🔍

Accede al análisis y contexto que marca la diferenciaNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE