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Crítica de cine: Gritos en la Oscuridad

Más que un homenaje, esta cinta es un insulto a la versión original, Black Christmas, un clásico del cine de terror de los 70. Se trata de un remake con tan poco talento en su realización, montaje y actuaciones, que nos recuerda desde el principio el estilo de Scary Movie. 

La película es, básicamente, una serie de asesinatos encadenados que incluyen derrames de
masa encefálica y estruendosos gritos. El autor es un sicópata de tez tan amarilla como un personaje de Los Simpson, debido a una "misteriosa enfermedad al hígado" con la que nació. Los crímenes se realizan en Nochebuena, cuando el sujeto, después de salir de la cárcel regresa a su antiguo hogar. Allí revive los traumas de las navidades que pasó de niño, cuando su madre lo encerraba en el entretecho de su casa. En cosa de minutos, las emprenderá contra las antipáticas universitarias que viven en el inmueble. 

Al personaje sólo lo moviliza el deseo de matar. Una motivación tan banal y pobre como las secuencias de suspenso previsibles, adornadas con personajes frívolos y mal caracterizados. Imperdonable para alguien como Glen Morgan, un director marcado por su pasado como guionista de Los Archivos Secretos X. Vergonzoso. 
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Director: Glen Morgan.
Con: Katie Cassidy, Michelle Trachtenberg, Kristen Cloke, Mary Elizabeth Winstead.
Duración: 84 minutos.
Género: Terror.
Producción: Canadá/EEUU, 2006.
Calificación: Mayores de 18 años.

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