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Cronoterapia: llega la medicina basada en el reloj

Si usted quiere jugar un partido de tenis, hacer una dieta o alimentar a su bebé con leche materna para calmarlo, hay una hora del día que es ideal para hacerlo. <br>

No da lo mismo tratar enfermedades como la depresión o el cáncer durante el día o de noche. Tampoco da lo mismo dormir poco si se está en un plan para bajar de peso, e, incluso, no da lo mismo practicar un deporte como el tenis durante la mañana o hacerlo en la tarde. Las horas del día comienzan a ser consideradas como un factor clave a la hora de controlar ciertas enfermedades o potenciar el beneficio de algunos medicamentos.

¿Una nueva excusa para vivir esclavos del reloj o una poderosa herramienta para la medicina? Una serie de investigaciones científicas parecen sugerir la segunda opción. Los llamados ritmos circadianos, basados en el impacto de los ciclos del día y la noche, están revelando ejercer una influencia mucho mayor en nuestro bienestar.

La conclusión de la mayoría de estos estudios señala que resulta negativo vivir contra nuestro "reloj biológico", como hacen muchas personas en la sociedad moderna: el aumento en enfermedades como la obesidad, el cáncer de mama y la depresión, serían el resultado de esta masiva alteración de  nuestro "reloj interno". Algunos especialistas prevén que en los próximos años la "cronoterapia" comenzará a desarrollarse como una disciplina, con expertos ofreciendo asesorías  a todos aquellos que quieran mejorar su condición física.

Horas, deporte y obesidad

El año pasado, por ejemplo, un estudio de investigadores de la U. John More de Liverpool, Gran Bretaña, mostró que la fortaleza y precisión de los músculos aumenta hasta en 10% durante la tarde comparado con la mañana. Esto obedecería a que, según nuestro ritmo biológico, la temperatura corporal es más baja durante la mañana y comienza a aumentar durante el día, alcanzando su nivel óptimo durante el transcurso de la tarde. Este hallazgo tiene implicancias para quienes practican deportes que requieren fuerza o precisión, como el tenis, las pesas o el fútbol, concluyen los investigadores.

Otro estudio realizado por científicos de la U. de Extremadura, España, reveló que no es lo mismo alimentar a un niño con leche materna en la mañana que en la noche. Durante las primeras horas del día, la leche libera estimulantes naturales, mientras que en la noche ocurre lo contrario: esta libera sustancias -nucleótidos- con un efecto calmante, lo que ayuda a dormir al bebé. Este hallazgo tiene implicancias para aquellas mamás que se extraen leche y la almacenan, ya que no da lo mismo alimentar al bebe con la leche matinal o nocturna.

La obesidad es otro ejemplo que ha probado estar fuertemente influenciado por los ritmos circadianos. Investigadores de la U. Northwestern, EE.UU., suministraron una dieta idéntica, rica en grasas, a dos grupos de ratones: el primer grupo la recibía durante el día y el otro en horarios alterados durante la noche. El resultado fue que, tras seis semanas, el segundo grupo exhibió mayores índices de obesidad. Esto podría explicar por qué la gente que se alimenta a deshoras experimenta el mismo problema.

Los ciclos de luz también pueden influenciar el desarrollo de enfermedades como el cáncer. Un estudio realizado en la U. de Connecticut, realizó un seguimiento a mujeres desde el año 1987, tras hallar evidencia de que aquellas que no dormían lo suficiente, desarrollaban más cáncer. La luz causa una perturbación hormonal en la melatonina que ha sido relacionada con el cáncer de mama. Por el contrario, las mujeres que duermen nueve horas o más, muestran una incidencia menor en esta enfermedad, afirma la investigación. El experto dice que esto podría explicar por qué la incidencia de cáncer de mamá ha aumentado en las sociedades industrializadas.

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