Señor director

El aborto me parece moralmente condenable. Sin embargo, prescindir de la sanción penal en determinadas circunstancias va por un camino distinto del reproche moral. El derecho penal debe ser siempre el último medio al que debemos recurrir, una vez que se agotan todos los recursos de los que el Estado y la sociedad disponen para enfrentar una conducta, aunque ésta  pueda parecer condenable.

Por eso creo que el reproche moral es  compatible con una despenalización de determinadas causas del aborto, bajo ciertas condiciones. Quizás algo tan simple como este principio podría haber aterrizado la discusión, evitándonos las destempladas intervenciones de algunos representantes en el Congreso, precisamente porque ambos reproches -que van por caminos distintos- se confundieron.

Andrés Villalobos González