El amor por la trama
La historia de Jorge Sampaoli es tan humana que parece incierta, tan sencilla que cuesta explicarla. Un guión con final feliz que el 'Zurdo' escribió durante años, con mano diestra y tinta roja.

Esta historia empieza con encuentro casual, en plena calle. Hay dos niños, de unos 11 ó 12 años, jugando a la pelota en un rincón olvidado de Casilda, una pequeña ciudad argentina situada cerca de Rosario. Hay también un hombre, de apenas 30, que se detiene a su lado y que, sin mediar saludo alguno, comienza a darles instrucciones técnicas. Ninguno de ellos puede saberlo, pero el espontáneo que indica a sus improvisados discípulos cómo deben comportarse en la cancha, será muy pronto seleccionador nacional de fútbol. Y uno de los niños que lo observa atónito, con ojos grandes, el encargado de contar su historia, la del ascenso a las alturas de aquel presunto chiflado.
“Yo viví a 50 metros de su casa durante toda mi infancia y adolescencia. Un día comprendí que él era el personaje sobre el que debía escribir. El personaje de mi cuadra, de mi calle”, explica, más de dos décadas después de aquel primer encuentro, Pablo Paván, periodista y escritor casildense responsable de No escucho y sigo, la primera biografía autorizada de Jorge Sampaoli. Una obra que, en palabras de su joven autor, el DT de la Roja “leyó de manera muy urgente, porque es así como vive, pero con la que afirmó más tarde sentirse identificado”.
Identificado con su propia historia. La historia de un camino largo, o, si se prefiere, de una travesía de cortos pasos. Una auténtica odisea que comenzó con un viaje a Perú, hace 15 años. “Cuando él partió a dirigir a su primer club a Perú, el Juan Aurich, su situación económica no era muy buena y tuvo que elegir, por así decirlo, qué meter en la maleta. Prefirió llevar material para trabajar en vez de ropa para vestirse, y creo que esa decisión define muy bien lo que es Jorge”, confiesa Paván, quien asegura que si Sampaoli tuvo que hacer la travesía larga es “porque salió de un lugar donde hay muy pocas oportunidades”.
Y en donde saber aprovecharlas es entonces el único valor diferencial, la auténtica receta. “Él tiene tatuada una parte de la canción Prohibido, de Callejeros, que es su grupo favorito, en el brazo izquierdo. Concretamente el fragmento que dice: No escucho y sigo, porque mucho de lo que está prohibido me hace vivir. Me parece una metáfora perfecta del esfuerzo que él hizo, de no escuchar todos esos preconceptos que anunciaban que no conseguiría llegar, y seguir siempre insistiendo”, termina Pablo Paván, a propósito de la lenta transformación del Zurdo de Casilda en el más diestro seleccionador chileno de todos los tiempos.
La cordillera
Y es que Jorge Sampaoli se construyó a sí mismo. Sin ayuda. Sin permiso. Su imagen dando instrucciones a sus pupilos del Atlético Alumni subido a la copa de un árbol tras haber sido expulsado durante un partido de la Liga Casildense, dio la vuelta al país. Y el Club Atlético Argentino, de Rosario, decidió contratarle. Cómo atreverse a dudar de la voluntad de un tipo dispuesto a cometer tales excesos con tal de continuar dirigiendo, de un aprendiz de maestro capaz de recorrer los 80 kilómetros que separan Las Parejas de Casilda para someter a Jorge Valdano a un interrogatorio de siete horas de duración. Y terminar agotándolo.
Cuando agonizaba el 2007, dos emisarios procedentes de Rancagua, cruzaron la Cordillera y se lo llevaron. Dirigió a O’ Higgins, y tras un breve paso por Ecuador, Federico Valdés, presidente de Universidad de Chile a fines de 2010, se hizo con sus servicios: “Simeone y él eran los dos candidatos que teníamos en ese momento, pero él conocía a la perfección a cada jugador. Era muy cinéfilo, y también muy obsesivo, pero buena parte de lo que logró fue gracias a eso. Aquí es donde empezó a construirse todo. Yo creo que sin la U de 2011 que ganó la Sudamericana no habría Copa América”, dispara.
La cumbre
El 3 de diciembre de 2012, Jorge Sampaoli se convirtió en seleccionador chileno. Las comparaciones con Bielsa se recrudecieron, pero el casildense cerró el círculo por otra parte. Meses antes del comienzo de la Copa América, conoció a otro referente personal, alma gemela o alma máter, quién sabe. “Él me contacta a través de Matías Manna, ayudante de Bielsa en su momento y amigo de Guardiola. Le hablan de mí y viene a verme a España cuando yo estoy justo en Costa Rica”. El que habla es Juan Manuel Lillo, gurú, pizarra en mano, de Pep Guardiola, y DT en el sentido amplio de la palabra. El más precoz en la historia de España en comenzar a dirigir en Primera. “Cuando alguien llega a ti de la manera en la que llegó Sampaoli, comprendes al momento lo grande que es su inquietud y su curiosidad”, asegura Lillo, quien define al casildense como “un entrenador incapaz de escapar de su propia originalidad”.
El DT español, quien en los últimos tiempos conversa “casi a diario con Sampaoli” no conoce a Jorge en persona, pero eso no le impide adivinarlo, tratar de entenderlo, como la mayoría, a través de su amor por lo que hace: “La última vez que me llamó hablamos de la Copa América. Pero no del título, sino del proceso. Lo decía Jorge Drexler en una canción que creo que nos describe muy bien a los dos, que amamos más la trama que el desenlace”. Puede que Sampaoli sea eso, un guionista extraordinario.
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