Histórico

El estrecho círculo de confianzas y votos con que Roberto de Andraca controla CAP

No es el dueño ni el socio mayoritario de la firma, pero está a la cabeza de su gestión. ¿Dónde radica su poder? En un antiguo y bien cimentado círculo de votos y confianzas.

Nadie conoce mejor la CAP que Roberto de Andraca. Mal que mal, ha estado al mando de la empresa por muchas décadas, en particular desde su privatización a fines de los 80, y en todo este tiempo ha sido él quien ha liderado el gobierno, las estrategias y los nuevos proyectos de esta acerera valorada en Bolsa en más de US$ 2.580 millones. Pero a diferencia de otros empresarios, su influencia no está en el control accionario de la firma, sino que radica en un antiguo círculo de confianzas y votos que le han permitido mantenerse en la presidencia.

"Su fuerza reside en que ha sido un hábil articulador de intereses, un hombre que ha sabido arbitrar muy bien los distintos puntos de vista que confluyen en CAP y que ha sido capaz de convencer que él es la persona que mejor puede dirigir la firma, sin arriesgar sus inversiones y haciéndolas rentar", dice un ejecutivo que lo conoce de cerca. Un gerente de una AFP agrega que ante la opción de que llegue un nuevo equipo a manejar la firma, él se inclinaría por apoyar a el expertise de De Andraca y su gente. No por nada la acción ha subido 10 veces o casi 1.000% (nominal) en 10 años.

Hoy, sin embargo, ese apoyo y ese equilibrio enfrentan su primera amenaza real.

NUEVO EQUILIBRIO
La alianza no escrita que lo unía a Juan Rassmuss Echecopar -minero de origen peruano- se acaba de romper esta semana, tras la decisión de este último de tomar un camino propio, no entregar sus poderes a su antiguo partner y colocar a sus propios representantes en el directorio de Invercap -la matriz de CAP-, donde es el principal socio individual, con cerca de 40%. Esta jugada colocó a De Andraca en un pie forzado para la junta extraordinaria de accionistas de este 30 de abril, en que la asamblea elegirá una nueva mesa directiva para esta sociedad que tiene 31,32% en CAP y que es, en la práctica, su mayor accionista, muy por sobre el 19% al que acaba de llegar la gigante Mitsubishi.

Con un Rassmuss ejerciendo sus derechos, los esfuerzos de De Andraca por mantener los equilibrios en la firma -de la que es socio minoritario- han debido multiplicarse para asegurar la mayoría en el directorio y lograr el apoyo del otro 60%, que está diluido en miles y miles de instituciones y personas. Todo indica, sin embargo, que no está lejos de lograrlo. En el círculo del actual presidente de CAP se encargan de aclarar que el ánimo es de tranquilidad. "Esta circunstancial elección no nos genera la menor preocupación y esperamos con confianza la reafirmación del apoyo a la excelente conducción de Roberto y su equipo de gerentes", explica un empresario que lo ha respaldado por  años.

ULTIMOS MOVIMIENTOS
Como sea, De Andraca ha estado más activo que nunca preparando las juntas de Invercap y CAP de este jueves. Un operador de Bolsa confidencia que personalmente se ha comunicado para amarrar apoyos. "Casi todas las corredoras han estado en contacto con él en estos días", cuenta el  ejecutivo, un hecho que cercanos a De Andraca desmienten. La fórmula, sin embargo, siempre ha sido parte del estilo de este hombre de 74 años que suele estar al tanto del más mínimo detalle de lo que ocurre en las dos compañías que encabeza.
"Hace unos años un inversionista enajenó unas pocas acciones en favor de una AFP. Apenas producido el traspaso, sonó el teléfono del gerente de la administradora. Al otro lado de la línea estaba el presidente de CAP, quien llamaba para dar sus felicitaciones al comprador", revela un operador financiero.

No es un caso aislado. De Andraca, reconocido por sus buenos vínculos empresariales, siempre sabe lo que está pasando con las acciones de Invercap y CAP. ¿Cómo? Simple: mira las transacciones en el computador de su oficina. Eso, más el contacto uno a uno, es parte de su fórmula. De vuelta ha recibido apoyos. "Con las AFP, por ejemplo, su relación ha sido óptima. Ellas siempre le han dado su voto de confianza", sostiene un alto ejecutivo.

PODERES Y VOTOS
¿Cómo llegó Roberto de Andraca a tener tanta influencia en CAP, sin un pacto de accionistas de por medio? De partida, porque fue el hombre que quedó al mando de la empresa al momento de su privatización, en que a través de un vehículo de inversión -Fundación CAP, que tiene 8,9% de Invercap y 2,2% de CAP- se aglutinaron acciones de empleados y trabajadores de la productora. En ese entorno nació su círculo de hierro, que conforman entre otros Jaime Charles, hoy gerente general de la acerera y director de Invercap, y Eduardo Frei Bolívar, asesor jurídico de la firma y también director de su matriz. Qué porcentaje de ambas compañías tiene este grupo es un secreto muy bien guardado, pero desde esa posición minoritaria su estrategia fue lograr los apoyos necesarios para tener el control de la gestión. En esa tarea siempre ha contado con el respaldo irrestricto de la familia Reitich, de origen argentino, a quien lo une una larga amistad. Los Reitich -representados en el directorio de Invercap por el doctor en matemáticas Fernando Reitich- tienen cerca de 8% de la matriz de CAP, se calcula.

No es el único porcentaje con que cuenta. Otras dos sociedades, Goran y Lacerta, que suman 15% de Invercap, siempre lo han respaldado.
¿Quién está detrás de ellas? Según el Diario Oficial, ambas fueron constituidas a través de Deloitte por el abogado Alvaro Mecklenburg y el contador Adolfo Sepúlveda, la primera en 1997 y la segunda en 2001, en representación de un inversionista suizo no identificado que quería colocar una parte de su dinero en Chile, según fuentes consultadas. Un ex director de Invercap dice hay accionistas de la Fundación CAP ligadas a ellas, lo que nunca se ha confirmado.

Y hay una tercera firma, también de 1997, que tiene 5,4% de Invercap y que se alinea con De Andraca. Se trata de Syracuse, también formada por Sepúlveda, ex socio de Deloitte, junto a Sable Holding, cuyo dueño es Inversiones Syracuse.

A ellos se agregan el 3,3% del grupo Von Appen, aliado de De Andraca, y el 2,3% de Mitubishi. Sumando todo, se tiene que de Andraca tiene asegurado el 40% de Invercap. Exceptuando el 40% de Rassmuss, el 15% restante se reparte entre 4.000 accionistas -corredoras de Bolsa y empleados de CAP- y se dice que con muchos de ellos De Andraca ha generado cercanía. Por lo mismo, siempre ha tenido preeminencia en el directorio y ese poder se ha reflejado en CAP, lo que explica su larga permanencia en el máximo sillón de la productora chilena.

EL PASO DE STEPHAN SCHMIDHEINY POR LA FIRMA
Un breve, pero significativo paso por la acerera CAP tuvo, en la década de los 90, el millonario y filántropo suizo Stephan Schmidheiny, controlador de Masisa. El empresario, vía compras en la Bolsa de Santiago, llegó a tener hasta 30% de las acciones de la productora local.

Sin embargo, cuentan ejecutivos de la época, su interés no estaba puesto en el negocio minero y siderúrgico del conglomerado, sino más bien en el brazo forestal que la compañía mantenía bajo su control desde la época en que fue privatizada. Eso llevó a Schmidheiny a participar activamente en un proceso de reestructuración de CAP, a fines de 1994, el que dio como resultado su separación en tres empresas: Invercap, CAP y Forestal Terranova. En esta última, el inversionista suizo, a través del grupo Nueva, canjeó su 30% por el 100% del capital social.

De esa época data, además, la estructura accionaria con que operan Invercap y CAP. El año pasado la firma siderúrgica emprendió un plan de inversiones por US$ 4.000 millones para duplicar su tamaño. Ese fue el origen de las divergencias entre De Andraca y el empresario de origen peruano Juan Rassmuss.

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Piensa sin límites. Accede a todo el contenido

Nuevo Plan digital $990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE