Lanzado mundialmente a principios de septiembre en el Salón de París, y presentado en Chile un mes más tarde en el marco del Salón de Santiago, el primer motor diésel elaborado por Subaru constituye toda una novedad tecnológica, ya que se trata del primer turbodiésel desarrollado sobre una estructura bóxer o de cilindros horizontales opuestos, que es el sello de la marca japonesa.
Se trata de un bloque de cuatro cilindros 2.0, alimentado a través de conducto común, que eroga 150 caballos a las 3.600 rpm, y un buen par motor de 350 Nm desde las 1.800.

Entre las características propias de este motor bóxer está un intercooler que enfría de manera vertical (y que le otorga a este modelo un diferencial estético respecto del motor 2.0 gasolinero, que es la toma de aire sobre el capó), un turbocompresor instalado junto a uno de los colectores de escape y lejos del otro, y muchas menos vibraciones y ruido que un turbodiésel con cilindros en V.
En el caso de la versión importada a Chile, el motor está asociado a una caja mecánica de nuevo desarrollo, que tiene seis marchas bien escalonadas, pero con un funcionamiento duro, pero nada que no se conozca de la marca. Y como todo buen Subaru, tiene tracción a las cuatro ruedas a través de un sistema de reparto simétrico permanente.

Con este paquete mecánico, el Forester ofrece prestaciones excelentes, que nada tienen que envidiarles a los buenos motores gasolineros 2.0 y 2.5 turbo. Y esto lo logra, principalmente, gracias a una extraordinaria curva de torque, que se percibe claramente desde las 1.500 y se extiende con generosidad hasta más allá de las 4.000 rpm. Más allá de eso no hay mucho que sacarle a este motor.
Así, hay una sensación permanente de que el Forester tiene fuelle para cualquier tipo de exigencia, tanto de aceleración inicial como de recuperación, mientras que los índices de consumo son buenos y están dentro de la media de los motores petroleros: 16,5 km/litro en carretera a 120 km/h, y 11,5 km/h en un ciclo netamente urbano, con taco y desesperación conductiva de por medio.

Ahora, si hay un pero grande para este motor, es que su turbolag es mucho más marcado que en otro tipo de motores diésel. Bajo las 1.500 rpm hay cero respuesta e incluso tiene la desagradable tendencia a quedarse parado si no se tiene la precaución de poner primera marcha o sobreacelerarlo. Como sea, termina siendo una cuestión de costumbre, pero tres de las personas que han probado este auto tuvieron el mismo problema.

MANEJO CARACTERISTICO

En cuanto al manejo, el Forester trae una suspensión blanda y muy confortable, pero que peca de entregar poca sensación de seguridad. En rigor es algo más perceptivo que real, ya que el auto, como buen Subaru que es, se afirma bien a la ruta, ayudado por la tracción y el control de estabilidad.

Eso es lo único realmente novedoso de este modelo que fue introducido en el país en marzo del año pasado, con motores gasolineros 2.0 y 2.5 turbo. A grandes rasgos, el Forester cambió en un ciento por ciento respecto de su anterior generación, al abandonar su tosco diseño "boxy" por uno menos distintivo, pero de gusto más general. Adoptó en el frontal la imagen corporativa que se pueden ver en la Tribeca y en el Impreza, y le sumó unos pasos de rueda más marcados, para mimetizarlo con los todoterrenos más llamativos.

En el interior replicó buena parte de las soluciones vistas en la marca, con el panel en forma de cabina de avión y una consola central vertical. Y si bien los materiales no lucen elegantes, se aprecian de buena calidad.
Lo mejor de este coche es su gran habitabilidad, impecable para cinco personas, y su buen equipamiento, incluyendo el sistema de encendido automático, que permite no sacar las llaves del bolsillo. El maletero es grande, e incorpora una serie de soluciones para llevar la carga bien firme.

Indumotora no ha definido ni el precio ni la fecha de lanzamiento de su primer modelo diésel, pero lo que está claro es que no será antes de mediados de este año.