El renacer del colegio que obtuvo el peor puntaje del Simce

De la mano de la Fundación Educa Araucanía, se hizo una reestructuración total al sistema que tenía el establecimiento.




No había agua potable. La basura se tiraba en un pozo en el mismo establecimiento. Las salas se llovían. Así era el colegio San Francisco de Cunco Chico, ubicado en La Araucanía, cuando el 2007, su año más negro, obtuvo 143 puntos en el Simce. La cifra más baja en la historia de la prueba.

Los resultados de este colegio -que tiene alumnos desde prekínder hasta octavo básico-, así como su precariedad, llamaron la atención de todos, pero particularmente de la Fundación Educa Araucanía, que hizo suya la misión de mejorar los resultados y la infraestructura del establecimiento.

Valeska Véliz, directora ejecutiva de la fundación, indica que “lo que primero que se hizo fue empezar a invertir para que el colegio tuviera las condiciones básicas y para que volvieran los alumnos”. Y es que ser el peor colegio afectó en la matrícula.

A pesar de esto, ya para el 2009 “comenzaron a llegar los alumnos nuevamente”, señala Véliz.

Un nuevo modelo

“En esta escuela tengo que estar”. Eso fue lo que Zaida Baeza, profesora de Matemáticas, pensó cuando vio los resultados del colegio. Ella es parte del equipo de 25 profesionales que trabajan en el establecimiento. Estos profesores especialistas son parte de los cambios que realizó la fundación.

La mayoría de los colegios rurales no tienen los cursos separados. En una sala puede haber alumnos de cuarto y quinto básico, con un solo profesor que pasa todas las materias. En la fundación notaron que esto presentaba un problema en la educación de los alumnos, ya que no estaban aprendiendo las materias de manera focalizada.

Para Véliz, este es un problema generalizado, pero con una solución. “Los niños en el campo no tienen acceso a un profesor de arte. Hay uno que hace todas las asignaturas”, indica. Es por esto que ahora “tenemos profesores especialistas, a diferencia de las escuelas rurales”, explica la directora del colegio, Claudia Pizarro.

Además, se hizo otro cambio: “Se decidió que, independiente de que hubiesen pocos niños, se iban a separar (las salas) por curso, y se iba a tener profesores especialistas por asignatura”, explica Véliz.

Fue esto lo que cambió por completo el rumbo educacional de Daniel Marín. Este joven de 17 años, quien ya salió del San Francisco de Cunco Chico, llegó a la institución en tercero básico. “Venía de un colegio en donde estábamos todos mezclados, pero cuando llegué acá, ingresé a una sola en donde había solo un nivel, y eso me ayudó. Hizo que fuera más fácil”, señala Marín.

Eso sí, los cambios no fueron simples. Así lo reconoce Baeza, quien señala que en un comienzo “fue difícil, porque a los alumnos les costaba Matemáticas. Pero perseveré, les ayudé, trabajamos hasta que todos subieron sus notas”, dice.

Michelle Nahuel (13), es alumna de octavo básico y un ejemplo del esfuerzo que hacen los profesores del colegio. Siendo una de las mejores de su clase, Nahuel indica que los profesores son fundamentales. “Ellos siempre nos explican de nuevo si es que no entendemos algo. Siempre nos dan apoyo”, señala.

La escuela también implementó un sistema de movilización, que es subsidiado por el Ministerio de Transportes. “Con esto, vamos a buscar y a dejar a los alumnos. También a los apoderados cuando tienen reunión acá. Incluso, si el alumno se queda dormido, también se va a buscar”, dice Pizarro.

Ahora, con los resultados en mano, ya que el colegio logró subir 100 puntos en el Simce, la fundación busca expandir este modelo en más escuelas rurales.

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