Uno de los elementos que consideró el Rey Juan Carlos I, hace un poco más de un año, para abdicar al trono de España, fue que la institución de la monarquía parecía estar hundiéndose a la vez que crecía su desprestigio, y que el único que podía volver a sacarla a flote era su hijo, Felipe, convertido en Rey.

Un año después de haber asumido el trono, Felipe VI, los sondeos parecen darle la razón a Juan Carlos de Borbón. Según una encuesta de la firma Metroscopia, publicada por el diario El País, el 81% de los españoles aprueba la labor del nuevo Rey, frente al 17% que desaprueba su trabajo, mientras que la reina Letizia logra una tasa de apoyo del 74%. Pocos días de asumir el trono el respaldo al Rey Felipe era 62%, es decir, han conseguido un crecimiento de 19 puntos en su respaldo.

Además, el 78% considera que la corona proyecta hacia el exterior una imagen positiva de España, el 70% cree que la institución monárquica ayuda a respaldar el sistema democrático en tiempos de crisis y el 63% sostiene que la corona da estabilidad al Estado español, por encima de los sucesivos cambios de gobierno.

Felipe, de 47 años, fue proclamado rey hace un año -el 19 de junio de 2014- reemplazando a su padre, Juan Carlos I. La imagen del antiguo monarca se vio seriamente golpeada por una serie de escándalos que afectaron tanto a su familia como a la institución, como el caso de corrupción que afecta a su hija, la infanta Cristina, como la cacería de elefantes que realizó en Botswana en 2012, cuando la crisis económica estaba en su peor momento.

Precisamente para limpiar la imagen de la institución, Felipe sometió las cuentas del palacio a auditorí¬as externas e hizo públicos los resultados. Aprobó un nuevo código de conducta e impuso un mayor control sobre los obsequios que recibe la familia real. En esa misma línea, la semana pasada, Felipe despojó a su hermana Cristina de su tí¬tulo de duquesa de Palma.