Uno de los dos enfermeros que el año pasado confesaron en Uruguay haber matado al menos a quince pacientes terminales en varios hospitales de Montevideo, negó este martes ante la Justicia sus dichos y afirmó que confesó presionado por su anterior abogada y la policía.

Ariel Acevedo se presentó ante la jueza que instruye la causa, que levantó una enorme desconfianza en el sistema sanitario del país y un gran debate sobre el trato que se debe dar a pacientes terminales y se desdijo de su confesión, aduciendo que se le presionó diciendo que había pruebas contundentes en su contra y que iba a ser procesado sin prisión, informó la prensa local.

Acevedo confesó la muerte de varios pacientes junto a Marcelo Pereira, otro enfermero que de momento no cambió su declaración.

El pasado 6 de marzo el grupo de peritos médicos que analizaron las 15 muertes que los enfermeros confesaron haber cometido concluyó que no había pruebas de que se hubiera cometido un crimen en ninguno de ellos y que en al menos seis casos "no existen pruebas para plantear otras incidencias en la causa de la muerte" más que las naturales.

Los peritos señalaron que estas muertes eran esperables y en algunos casos "inevitables".

El caso saltó en marzo de 2012,  cuando Acevedo y Pereira confesaron las muertes de los pacientes bajo su cuidado en dos hospitales de Montevideo inyectándoles aire en las venas o suministrándoles drogas como morfina, fenergan o dormicum, aduciendo "razones humanitarias" y con un fin piadoso.

Nada más conocerse la noticia, familiares de posibles víctimas de los enfermeros y otros usuarios que en los últimos años albergaron sospechas sobre la muerte de sus allegados mientras se encontraban en el hospital y que nunca encontraron respuesta a sus preguntas comenzaron a recopilar denuncias para llevarlas ante la justicia.

Al final, solo 6 de las más de 300 denuncias fueron consideradas sospechosas de constituir algún tipo de delito.