Bolivia tiene desde hoy, por primera vez en su historia, una educación laica, cuyos principios buscan que sea "descolonizadora, liberadora, revolucionaria, antiimperialista" y orientada a la reafirmación cultural de su mayoría indígena.

Según el sistema puesto en vigencia hoy, el Estado garantiza la igualdad de derechos de los alumnos, los padres pueden elegir qué tipo de educación quieren para sus hijos y se adopta el consenso en la toma de decisiones y el currículo basado en las características culturales regionales.

El Presidente, Evo Morales, al promulgar la ley que reforma el sistema educativo, explicó que se pretende que la nueva educación "ya no sea alienada, subordinada ni sometida, sino revolucionaria, descolonizadora y liberadora".

La religión católica dejó ser de enseñanza obligatoria en la escuela pública y se garantiza la libertad de conciencia y de fe, así como la espiritualidad de las naciones indígenas, y se fomenta el respeto y la convivencia entre las personas con diversas opciones religiosas, sin imposición dogmática.

La educación debe comenzar en lengua materna. Por la diversidad lingüística del país, en municipios o comunidades de predominio de una lengua originaria esta será la primera y el castellano la segunda.

Se trata de una "educación de la vida y en la vida para vivir bien", que desarrolla "una formación integral, promueve la realización de la identidad, afectividad, espiritualidad y subjetividad de las personas y comunidades".

Es una educación para "vivir en armonía con la naturaleza y en comunidad entre los seres humanos", según las explicaciones del ministro de Educación, Roberto Aguilar.