Episodios del amor: Patricio Contreras relata la historia de Tres Noches de un Sábado
Dirigida por Claudio Di Girolamo en 1972, la obra del ICTUS estuvo dos años en cartelera y fue vista por más 120 mil espectadores.

Querían contar una historia de amor, pero no una cualquiera. Corría 1971, y la compañía ICTUS fantaseaba con su próxima obra tras el éxito de La manivela, del año anterior. A puerta cerrada, en una vieja sala en el teatro La Comedia, al grupo encabezado por Claudio Di Girolamo le llovían las ideas: “Partimos preguntándonos de qué queríamos hablar y cómo llegar a eso. Eran años en que el teatro, la política y la cuestión social estaban tan encadenados, que costaba mucho salirse de los márgenes”, recuerda el actor y antiguo miembro del grupo, Patricio Contreras.
Fue otra integrante del elenco, la actriz Delfina Guzmán, quien logró al fin ponerlos a todos bajo techo. “Se le ocurrió la idea de que fuese una historia de amor inserta en la realidad social del país”, cuenta el actor. “Creo que su intuición fue acertada, pues había ganas de ternura, de afectos, de esas cosas esenciales que nos mueven”, agrega.
Afuera, en las calles y ante el resto del mundo, Chile atravesaba por años políticos contra viento y marea: el 4 de septiembre de 1970, Salvador Allende había sido electo presidente de la República en una reñida contienda que pasaría a la historia, y que acabó el 11 de septiembre de 1973 con su derrocamiento y muerte. “Estábamos todos tan politizados y polarizados, además, que la crítica no perdonaba que el teatro no se hiciera cargo de lo que acontecía. A eso se le sumaron también nuestras ganas de cambiar el método creativo y hacerlo más colectivo”, dice el actor.
Las sesiones que dieron vida a Tres noches de un sábado, estrenada en la sala La Comedia en octubre de 1972, tuvo a su elenco de nueve de la mañana a seis de la tarde, cada día y de cada semana, durante meses. “Por esos años la rompía en EE.UU. el musical Oh Calcutta, que eran varios sketches de corte erótico. Gracias a ese montaje definimos que ésta no sería una historia, sino tres, aunque sin desechar todo ese material social que agitaba al país”, comenta.
Todos llegaban a ensayo con una idea para una posible obra, Contreras, Guzmán, Nissim Sharim, José Manuel Salcedo y María Elena Duvauchelle, quien para el estreno fue reemplazada por Vida Antezana, y luego por Gloria Münchmeyer. “Pronto notamos que necesitábamos incorporar otras voces, así que le pedimos a varios amigos del ICTUS, entre políticos (como el diputado Claudio Orrego, padre del actual intendente) y algunos escritores para que nos echaran una mano”. Así la obra tomó forma: ya multiplicado en tres pequeños episodios paralelos de una misma noche, optaron por asignarle una clase social a cada uno.
Dos periodistas asomaron como posibles coautores. La primera escena, a cargo de Carlos Alberto Cornejo y titulada La demostración, retrató con un corrosivo sentido del humor a una pareja del barrio alto. Ella era una mujer superficial, y él, un cínico prepotente. La incomunicación y desencuentro sexual de ambos lo hacía parecer todo al teatro del más absurdo.
La tercera y última, por su parte, era y es, según Contreras, “la más bella de las tres”. Quedó en manos del también escritor y poeta, Alfonso Alcalde. Se llamó La tercera espera, y ponía al centro a un chofer de camión y a una garzona. “Le dio el tono de comedia dramática que buscábamos, y gracias a su lenguaje los personajes cobraron vida”.
Pero aún faltaba una historia. “Yo mismo me aventuré y escribir una”, recuerda Contreras. La firmó Amor de mis amores, y narraba el encierro en un departamento de un grupo de oficinistas, todos empleados públicos, y celebrando algo que ni su autor sabía con exactitud qué era. “Me hice cargo del lenguaje que conocía, el del chileno promedio y de clase media. También de sus frustraciones, de su intento por ser felices”, dice.
A un año del debut, vino el golpe de Estado. “Les fue imposible cancelarla. Creo que no había mucho que pudiese irritarlos”, opina. En días de toque de queda a las 6 de la tarde, en septiembre de 1973, había a lo menos 15 espectadores por función. Y tras dos años de temporada, la obra fue vista por más de 120 mil personas.
Cornejo y Alcalde fallecieron años después. Y Contreras, quien siguió en el elenco, decidió durante una gira por Buenos Aires con el mismo montaje, en 1975, quedarse allá y hacer su vida al otro lado de la cordillera.
El miércoles 19, Tres noches de un sábado, llevada además al cine por Joaquín Eyzaguirre en 2002, llegará al Teatro UC, dirigida por Rodrigo Pérez. Amparo Noguera, Claudio Arredondo, Catalina Saavedra, Francisco Ossa y Angelo Solari están en el reparto. “Tengo la impresión de que, a pesar de ser un clásico, pueda estar fuera de contexto”, dice Contreras. “Salvo para nostálgicos, es una obra cuyo valor ya no está en su idea original, que era hablar de amor, sino en el retrato a ese país que sigue siendo desigual en muchas cosas, salvo el amor”.
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