Everglades, Miami salvaje
<img style="padding: 0px; margin: 0px;" alt="" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200910/550385.jpg" width="81" height="13"> A sólo media hora de Miami se encuentra el Parque Nacional Everglades, reconocido por sus inmensos pantanos. Aquí la contemplación de la naturaleza pasa a un segundo plano frente a las aventuras y actividades adrenalínicas.
Como la traducción de su nombre lo indica, los Everglades son pantanos sin fin. Para ser precisos, seis mil kilómetros cuadrados de ciénagas, donde la vista se pierde en un horizonte acuoso y los mosquitos se convierten en depredadores más agresivos que los cocodrilos y aligátores (o alligators), los habitantes más queridos, temidos y, a la vez, respetados de esta zona del sur del estado de Florida.
A estos últimos no sólo puede vérselos quietos e impasibles entre los innumerables juncos, sino que también representados en los letreros, vitrinas y grandes figuras dispuestas en las tiendas que rodean al parque nacional. Incluso, se les puede probar en sándwiches.
Pero los Everglades son mucho más célebres que sus grandes lagartos. Hollywood se ha encargado de convertir a estos pantanos en un verdadero mito de la pantalla grande y chica. Porque la verdad es que muchos han crecido viendo el cliché televisivo de este lugar. No importa la década, la escena es la misma.
El protagonista (puede ser un ochentero James Crocket de Miami Vice o un contemporáneo Horatio Caine de CSI Miami) recibe el viento en la cara mientras conduce a toda velocidad un aerodeslizador por las aguas fangosas, en persecución del malhechor o de la pista que dé con el cadáver de la víctima devorada por los "gators".
Y, precisamente, los visitantes que llegan hasta aquí lo hacen pensando más en aventuras peliculescas que en una serena contemplación de la naturaleza. Everglades, por supuesto, les da en el gusto.
Cazador de cocodrilos
El Parque Nacional de Everglades queda a 30 minutos de Miami, a través de la carretera federal 41 en dirección al oeste. La entrada tiene un costo de US$ 5 (US$ 10 en vehículo) y las principales actividades son los paseos en canoa, la pesca y el camping.
Si bien en el parque está prohibido el uso de embarcaciones motorizadas, en los alrededores es posible acceder a un recorrido en aerodeslizador o airboat que, en realidad, es la gran atracción del lugar. Una alternativa para realizarlo es el Gator Park (www.gatorpark.com), donde se puede navegar en las aguas pantanosas por el valor de US$ 21. También hay tours por US$ 55 con traslados desde y hacia el hotel.
El paseo en el bote dura alrededor de una hora y parte con el avistamiento de cerca (muy de cerca) de aligátores en estado natural y otros animales, como tortugas y aves que pueden "cazarse" fotográficamente con facilidad. Luego, se da paso a la adrenalina y el recorrido continúa a toda velocidad -70 km/h- por estas aguas que no alcanzan más de medio metro de profundidad. El experimentado conductor -un verdadero cowboy al estilo de Florida- realiza giros bruscos mientras los visitantes se aferran cada vez más fuerte de su asiento.
Posteriormente, hay diversos espectáculos "salvajes" al estilo cazador de cocodrilos. En ellos, un adiestrador realiza algunas proezas temerarias con lagartos, zorrillos, lémures y otros animales exóticos. Y si usted se contagia de coraje, por US$ 9 puede probar el archipublicitado emparedado de aligátor... Según algunos, una delicia. Según otros, no es más que un carísimo sándwich de pollo.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.