¿Evolución de la política?
<div>Las tensiones políticas de los últimos años nos llevan a concluir que no era efectivo que las nociones de izquierda y derecha estaban superadas. Las viejas vertientes reaparecen y con ellas se fortalecerán las agrupaciones que las expresan.</div><div><br></div>
GRANDES EXPECTATIVAS ha generado el lanzamiento del nuevo referente de Felipe Kast, Evolución Política. Una irrupción que se uniría a otros referentes, movidas y agrupaciones que han visto la luz en el último tiempo, que estarían marcando un nuevo rumbo -inexorable según algunos- de la política. Ahí están Claudio Orrego y Ximena Rincón, como antes Marco Enríquez-Ominani y su partido PRO, el PRI, Red Liberal, etc. Los partidos tradicionales están notificados -acaso desahuciados- frente a esta nueva realidad política.
¿Será para tanto? Muy dudoso. En primer lugar, se mezclan cosas: Orrego y Rincón son candidaturas internas de la Democracia Cristiana que hablan de un intento de remozamiento de las prácticas y las caras, pero dentro de la institucionalidad de un partido tradicional, y que puede ser un augurio de que sus estructuras salen de su letargo y advierten la necesidad de competir y diferenciarse, porque la política es así, no un eterno y vago empate. Las precandidaturas de Allamand y Golborne en la centroderecha hablan de lo mismo: nuevos enfoques y estilos para las ideas de siempre. Incluso, el último parece haber caído en cuenta de que se necesita de un partido para tener oportunidad, aunque pretenda que es independiente.
Los partidos más nuevos, como el PRI y el PRO, como otros que les precedieron (Humanista, Centro-Centro), en realidad no han logrado mucho. El caso del PRO es nítido: si ME-O decidiera retirarse de la política, qué duda cabe que su partido desaparecería. El PRI ha pasado por diversas manos y crisis, y ambos sirven de plataforma a quienes tienen aspiraciones pero no espacio. También a aquellos que tienen su propio caudal de votos, pero requieren, por motivos legales, de un chasis partidario. Los resultados electorales que han obtenido no hacen verano, porque las elecciones municipales -sobre todo las de concejales- son propicias para aventuras marginales, lo que disminuye tratándose de las parlamentarias y, desde luego, en las presidenciales. Mientras, los jóvenes revolucionarios, como Vallejo, Jackson y Ballesteros, aspiran a un burgués puesto de diputado, merced a los acuerdos que se consigan con la Concertación.
Las tensiones políticas de los últimos años nos llevan a concluir que no era efectivo que las nociones de izquierda y derecha estaban superadas. Los grupos que protestan lo han hecho contra el modelo que -simplificando- es de derecha. Quieren más Estado, gratuidad de todo y proscripción en variados ámbitos de la iniciativa privada; eso es pedir una agenda de izquierda. Las viejas vertientes reaparecen y con ellas se fortalecerán las agrupaciones que las expresan, que son las que siempre han estado en la cancha. La votación de las municipales lo confirma, pues, más allá de la abstención, la gente se inclinó masivamente por las estructuras conocidas: Alianza y la Concertación.
Los nuevos actores que pretenden jugar un rol en la política y sus referentes son valiosos y bienvenidos, porque introducen desafíos y la competencia que estaba haciendo falta. Remecer estructuras acostumbradas al statu quo siempre es positivo en cualquier actividad humana. Pero de ahí a que sean portadores de la buena nueva, hay un cierto trecho.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.