Federación define continuidad del seleccionador de Francia
Raymond Domenech efectuará un balance de la mediocre campaña de los galos en la Eurocopa ante el Consejo de la Federación.
El seleccionador francés, Raymond Domenech, se juega mañana su futuro ante el Consejo de la Federación de Fútbol Francesa (FFF) bajo el amparo de los presidentes de la UEFA y de la FFF, y con la opinión pública y Zinedine Zidane en contra, tras caer en una Eurocopa en la que los "Bleus" sólo sumaron un punto.
Un consejo federal en el que participarán 21 representantes de diferentes instancias del fútbol francés escuchará mañana a Domenech, que tendrá que hacer balance de la eliminación del subcampeón del mundo en primera ronda de la Eurocopa y explicar su proyecto hasta diciembre de 2010, fecha en la que termina su contrato.
En los cuatro años que este hijo de exiliados españoles y compañero sentimental de la periodista deportiva Estelle Denis ha pasado al frente de la selección, consiguió hacer a Francia subcampeona del mundo cuando pocos apostaban por un último fogonazo de Zidane, pero ha suscitado malestar por su áspero carácter.
Incluso el presidente de la UEFA y vicepresidente de la FFF, Michel Platini, conocido defensor de Domemech, afirmó que cuando él mismo se convirtió en seleccionador, comprendió que había un "deber de cara a la gente".
Las palabras de Platini publicadas en el diario deportivo L'Équipe, en el que un sondeo coloca al 52 por ciento de los franceses contra el seleccionador, parece un mensaje para que Domenech cambie de actitud en caso de seguir al frente del combinado nacional.
A la voz crítica de "Zizou" se han sumado varios de los jugadores que hicieron campeona del mundo a Francia en 1998, como Christophe Dugarry, que asegura en el periódico Le Parisien que la imagen de la selección le da "vergüenza" y apuesta por Didier Deschamps, al que muchos medios de comunicación sitúan como probable candidato.
Incluso el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, confesó a su entorno que "mantener a Domenech en su puesto sería participar en la desesperación francesa. Una idea muy nuestra: todo sale mal pero todo sigue igual", según el periódico de investigación Le Canard Enchaîné.
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