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Fumadores obesos engordan más al dejar el cigarro

Un estudio realizado por la investigadora Deborah Lycett de la University of Birmingham en el Reino Unido demostró que las personas obesas que dejaban el cigarro podían aumentar hasta 19 kilos.

Los fumadores que abandonan el cigarrillo realmente engordan, en especial si ya son obesos, según un seguimiento durante ocho años a personas que dejaron de fumar por primera vez.

"Un fumador tiene más riesgo de engordar cuando abandona la adicción cuanto más sobrepeso tiene", dijo la investigadora Deborah Lycett, de la University of Birmingham en el Reino Unido. Pero agregó que esto no debería desalentar a los fumadores con kilos de más a tratar de abandonar el hábito.

"Saberlo da recursos. Si sabemos que existe la posibilidad de engordar mucho, podemos prepararnos para eso y que nuestra mente lo procese mejor si llega a suceder", expresó Lycett.

Dejar de fumar realmente puede engordar, sentencia el equipo de Lycett en la revista Addiction.

Para estudiar mejor esta relación, los expertos analizaron a 840 fumadores que habían participado en los 90 de un ensayo clínico de 12 semanas para comparar la efectividad del parche de nicotina con la de un placebo.

En un año, 85 no habían vuelto a fumar con el uso del parche (abstinentes). La mayoría (613) siguió fumando durante los ocho años de estudio. Otros 26 dejaron de fumar durante un año, pero luego tuvieron una recaída. Y 116 personas siguieron fumando durante el primer año, pero luego dejaron y a los ocho años ya eran no fumadores.

Los investigadores verificaron la abstinencia a los ocho años mediante el análisis del nivel de monóxido de carbono en el aliento o de cotinina en la saliva.

Casi todos, incluidos los fumadores, habían engordado un poco pasados esos ocho años, pero los que habían abandonado el cigarrillo engordaron mucho más. Sólo un cuarto tenía peso normal para la altura.

Los que habían permanecido abstinentes desde el ensayo con el parche engordaron unos 8,8 kilos, mientras que los que seguían fumando aumentaron apenas 2,2 kilos. Los que sufrieron una recaída engordaron 3,3 kilos, mientras que los que dejaron de fumar después del ensayo aumentaron 8,3 kilos.

Pero en el grupo de abstinentes, hubo también una gran diferencia en el aumento de peso, según el índice de masa corporal (IMC) inicial individual. Los abstinentes con bajo peso o sobrepeso inicial (IMC promedio de 18 y de 29, respectivamente) engordaron 10 kilos.

Los participantes con peso normal o IMC de 23 aumentaron algo menos, unos 7,8 kilos. Pero los que ingresaron al ensayo con obesidad mórbida (IMC de 36) engordaron 19,4 kilos.

En los fumadores, la variación del peso corporal tomó la dirección opuesta: las personas con bajo peso fueron las que más engordaron (3,8 kilos), mientras que las más obesas hasta adelgazaron unos 0,8 kilo, en promedio.

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