Histórico

Gert Weil: El doble honor del gigante

Es, con Marlene Ahrens, el único deportista chileno que ha sido dos veces abanderado en una ceremonia inaugural. En su caso, fue en Seúl '88 y Barcelona '92. Ambas citas, además, consolidaron su relación con la colombiana Ximena Restrepo, su esposa desde hace 24 años.

Gert Weil se acerca mucho al cliché chileno sobre los descendientes de alemanes. Ya el tamaño encaja en el estereotipo, con 1,96 metros que impresionan apenas asoma tras la puerta de su empresa (Sport Welt, fundada por el ex decatleta Juan Carlos Moeckel y con quien es socio desde hace 15 años), en una avenida de Vitacura. Luego, también calza la sobriedad de sus modos. Y por último, en la más conocida de sus facetas, su espíritu deportivo; con un cajón lleno de medallas sudamericanas y panamericanas, obtenidas como lanzador de bala, disciplina en la que se convirtió en un referente a nivel continental.

Tanto, que es el único chileno, junto a la jabalinista Marlene Ahrens, en ser dos veces abanderado nacional en Juegos Olímpicos  (Seúl '88 y Barcelona '92). Con Ahrens Ostertag (Melbourne '56 y Roma '60), Weil Weisenborn comparte la misma condición de ascendencia germana, norma que se repite en nueve los 19 portaestandartes olímpicos del país.

El puermontino (56 años) tiene una ligazón muy fuerte con la tierra de sus ancestros; tanto, que durante varias temporadas defendió al Bayern Leverkusen como atleta y ahí mismo logró su mejor registro bajo techo (20,15), que se mantendría como plusmarca sudamericana por 27 años (en marzo de 2012 fue batida por el argentino Germán Lauro). Además, en Wirges, cerca de Bonn (la antigua capital de la RFA), también tuvo su mejor lanzamiento personal absoluto (20,90).

Los Juegos Olímpicos tienen para él, además, una resonancia íntima; en ellos consolidó su relación con la atleta colombiana Ximena Restrepo (medallista de plata en 400 metros planos, en Barcelona '92). Al respecto, recuerda una anécdota: "La ceremonia inaugural de Seúl fue la última ocasión en que se soltaron palomas... Cuando las sueltan, me 'condecora' una. Y, como sostiene la superstición, me favoreció con la suerte, porque me puse a pololear con Ximena en esos Juegos y, además, terminé en sexto lugar, que a la postre fue mi mejor ubicación olímpica".

Sobre su relación personal, explica que "a Xime la había conocido dos años antes, en un Iberamericano en Cuba, luego nos vimos en Brasil, pero en Seúl empezamos a ser pareja... y cuando volvimos a los Juegos, en Barcelona, ya estábamos casados desde principios de año".

Ya son 28 años de relación y 24 de matrimonio, con Martina (cumplirá 17 años el mes próximo) y Franka (12) como herederas. La mayor, con una reciente pero fuerte vocación por el atletismo y marcas de 12,33 en los 100 metros y 25,14 en 200 (además de buenos registros en 400). "Antes hizo básquetbol, porque se sentía muy presionada por 'ser hija de', pero empezó a entusiarmarse hace poco, entrenó en el verano y ahora está muy enganchada", explica Weil.

Sobre la sensación de ser abanderado, sostiene que "es un orgullo por el que uno no cabe en sí mismo, una emoción irrepetible y que te da, además, la posibilidad de estar con deportistas de todo el planeta".

También recuerda su segunda participación: "En Barcelona me tocó desfilar con un buzo que me quedaba muy chico, muy apretado, pero, más allá de ese detalle, repetirme el plato fue igualmente un honor".

Acerca del mecanismo por el que debe determinarse quién debe ser la abanderada, tiene una posición "técnica": "De repente se desvirtúa democratizar todo con votaciones populares, además de que puede dar espacio a conflictos de intereses debido al nivel de profesionalismo que ha alcanzado el deporte, porque alguien se puede ver favorecido por el apoyo de sus marcas".

El ex lanzador, hoy mucho más delgado que durante su carrera (con peso ideal, para un lanzador, de 122 kilos), afirma que "no me cierro a que haya herramientas para conseguir mayor apoyo para el deporte, pero lo óptimo sería una elección más técnica, más propia del deporte".

Y matiza que "si tomamos a la niña Crovetto, tiene una marca, ha hecho series perfectas en skeet, es candidata a medallista. Erika nunca ha hecho una marca, ni cercana, para ser medallista en un maratón... Y eso no tiene por qué saberlo el común de la gente".

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