Histórico

Hamilton, el musical que revoluciona Broadway y los museos de Nueva York

El musical muestra una biografía no autorizada de uno de los padres de la patria de EEUU al ritmo del hip hop.

Alexander Hamilton, algo así como el Bernardo O’Higgins de EEUU, protagoniza el musical que revoluciona Broadway tras ganar 11 premios Tony. Con listas de espera de meses por una entrada, trajes coloniales y rap conviven para narrar la vida de uno de los padres de la patria estadounidense y mano derecha de George Washington durante la Guerra de Independencia.

El actor puertorriqueño Lin-Manuel Miranda quedó fascinado con la biografía de Hamilton: inmigrante, huérfano y pobre, nacido fuera del matrimonio en el Caribe y quien se convirtió en uno de los padres de la economía norteamericana. Miranda decidió hacer una obra, interpretarlo él mismo y crear algo inédito: el musical es, a la vez, una tocata de hip hop y una clase de historia.

Hamilton, rostro de los billetes de 10 dólares, tiene más de algo en común con O’Higgins: también fue huacho y llegó adolescente a un Nueva York lleno de fervor independentista, pero su linaje no auguraba nada bueno entre la conservadora sociedad de su época. “¿Cómo hace un bastardo, huérfano, hijo de una prostituta y un escocés, nacido en medio de un lugar olvidado del Caribe, para convertirse en un héroe y erudito?”, dice la primera estrofa del musical.

Los actores usan sombreros antiguos y pantalones hasta la rodilla. La cálida iluminación sugiere la luz de las velas y la escenografía es un andamio de madera con ladrillos a la vista, cuerdas y accesorios de hierro que evocan la estética naval del siglo XVIII. No es casual que Thomas Jefferson y George Washington sean interpretados por afroamericanos o latinos. El show aporta diversidad a un Broadway dominado por blancos y genera debate sobre la inmigración. Además, Miranda resalta a los personajes femeninos, como la esposa de Hamilton, y baja del pedestal a los próceres: aquí lucen como niños, revolucionarios irresponsables y rivales.

En paralelo, la Biblioteca Pública de la ciudad le dedica al personaje una muestra que ilumina varias de sus facetas: luchador, hombre de Estado y sinvergüenza. Según documentos de la época, condenó la esclavitud, pero, al mismo tiempo se casó con la heredera de una familia rica y dueña de esclavos. También protagonizó el primer escándalo sexual político de EEUU tras una bullada aventura extramarital.

Hamilton creía actuar con honor, pero humilló ante todos a su mujer al publicar un panfleto donde explicaba que sus pagos a James Reynolds no eran un mal uso de los fondos estatales, sino para encubrir su relación de dos años con la esposa de Reynolds. Como contrapunto, el sistema financiero que concibió como primer secretario del Tesoro de EEUU se mantiene vigente 200 años más tarde, junto a otras instituciones que fundó, como la Guardia Costera y el periódico New York Post.

Como el musical, la muestra explora sus relaciones con otros padres fundadores, y exhibe su discurso de despedida de George Washington, su proyecto de Constitución para el país y la carta que incitó el duelo donde murió el 12 de julio de 1804.

A un par de cuadras, en el lado oeste del Central Park, grupos de niños visitan la exposición del Museo de la Sociedad Histórica de Nueva York. Admiran retratos suyos, su escritorio, un anillo de su esposa y estatuas de bronce que representan el duelo con el vicepresidente Aaron Burr. También réplicas de las armas usadas en ese reto a muerte. Antes de alcanzar los 50 años, Hamilton murió en el duelo producto de una larga rivalidad con él. Por último exhibe una carta de amor a su prometida, el folleto que destapó su infidelidad, documentos suyos como arquitecto de la economía y el primer presupuesto federal impreso. Como en escenas del musical, pantallas interactivas les explican a los visitantes la estrecha relación entre el personaje y sus artículos.

Al lado este, el Museo de la Ciudad de Nueva York tiene el retrato de Hamilton que se usó para el billete de 10 dólares, junto al de su mujer. Además exhibe una carta sentimental con destinatario desconocido, uno de sus sillones y un corte de uno de los 13 árboles que plantó en su casa de campo en Harlem, en honor a las 13 colonias originales, a partir de semillas de árboles de la casa de George Washington en Virginia.

Finalmente, la Biblioteca de la U. de Columbia, donde Hamilton estudió entre 1774 y 1776, presenta el anillo de bodas de su mujer y el registro de admisión en la universidad. También una copia manuscrita de la última carta que Hamilton escribió a su mujer antes del duelo: “Esta carta, mi muy querida Eliza, no será entregada a usted a menos que primero hubiera acabado mi estadía terrenal. Voy a apreciar la dulce esperanza de una reunión en un mundo mejor. Adiós a la mejor de las esposas y a la mejor de las mujeres. Abraza a mis queridos hijos”.

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