Identifican trastorno que lleva a embarazadas a hacer dieta y ejercicio en exceso
La<strong> "pregorexia"</strong> afecta a una de cada 20 mujeres embarazadas, las que ponen en serio riesgo a sus hijos y a ellas mismas.
Aunque tengan un bebé en el vientre, existen futuras madres que se resisten a experimentar el aumento natural de peso que se produce en esa etapa y restringen seriamente su dieta, además de someterse a intensos ejercicios.
Eso es lo que caracteriza a las mujeres que desarrollan la obsesión por mantener una figura delgada durante la gestación, lo que pone en riesgo a sus hijos.
Se trata de mujeres que debido a alteraciones alimentarias previas, una repentina aversión a los cambios anatómicos que experimentan o la inspiración de celebridades que permanecen ultra-delgadas durante el embarazo -como Nicole Kidman- pueden llegar a provocarse vómitos o alimentarse muy poco. Este problema ha sido llamado pregorexia y es bastante común.
John Morgan, director del Centro de Desórdenes Alimentarios Yorkshire y profesor de la Universidad Saint George's de Londres, señaló a The Times que por lo menos una de cada 20 embarazadas presenta este cuadro. "Las cifras pueden ser mayores todavía, ya que ellas no cuentan esto a su obstetra y, además, atribuyen sus acciones a síntomas del embarazo como las náuseas matutinas".
Los especialistas señalan que los trastornos alimentarios, como bulimia o anorexia, pueden empeorar cuando hay un embarazo, ya que se producen muchos cambios anatómicos y hay un considerable aumento de peso.
"Si bien diversos estudios indican que estos problemas se reducen en la gestación, no desaparecen totalmente", indica Nadia Micali, investigadora del Instituto de Siquiatría del King's College de Londres.
Un estudio realizado por esta experta con 12.000 británicas mostró que 30% de las embarazadas con un trastorno alimentario reciente o pasado hacían ejercicio excesivo, mientras 10% seguía haciendo dieta para perder peso a las 32 semanas de gestación.
PELIGRO PARA AMBOS
Un problema de este tipo afecta tanto a la madre como al bebé. Según Pat O'Brien, obstetra del Hospital del University College (Londres), los productos lácteos son los primeros que suelen desaparecer de la dieta de una pregoréxica.
Esto puede llevar a que el calcio de los dientes y los huesos de la madre sea derivado hacia el bebé y, en casos extremos de deficiencia de calcio y vitamina D, los doctores están detectando madres y bebés con serios problemas de fragilidad ósea.
Otro factor de riesgo al restringir la dieta de forma extrema es que la demanda de hierro -presente en las carnes rojas- se eleva, por lo que la embarazada necesita aumentar su ingesta en 50% con el fin de fabricar la placenta y glóbulos rojos para el feto. Una carencia pone a las madres en riesgo de anemia, cansancio, irritabilidad y palpitaciones cardíacas.
Maggie Blott, vicepresidenta de la Real Sociedad de Obstetras de Gran Bretaña, indicó a Daily Mail que "algunas mujeres que veo claramente se saltan comidas y restringen sus calorías.
Es obvio que no ganan peso como deberían y al preguntarles qué comen, la razón se vuelve clara, pues subsisten a base de frutas, vegetales y poco más".
Los expertos añaden que la dieta y el ejercicio extremo en el embarazo también incrementan el riesgo de que el niño nazca con bajo peso, lo que se relaciona a problemas posteriores en su vida, como males cardíacos, depresión, pobre crecimiento y bajo desarrollo cognitivo.
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