Se lo hubieran esperado de cualquier país, menos del que en 1992, y en plena democracia, ni siquiera los dejó entrar por las protestas de algunos prelados chilenos que los consideraron un número "satánico".

Por cierto que Iron Maiden (Londres, 1975) sabe de polémicas, de su fama mundial y del relevo generacional que ha experimentado su fanaticada con los años. Pero aun si el "caso chileno", como lo describe el guitarrista Janick Gers (52), al teléfono desde Inglaterra, no deja de sorprender a los seis músicos que regresan el 22 de marzo al Club Hípico.

"Es como si hubieran pasado del odio al amor", dice el guitarrista, que ingresó a la banda en 1990 y que admite que lo han conversado previo a este nuevo desembarco del Somewhere back in time world tour en Santiago. "Es sorprendente que los fans en Chile sigan aumentando y que volvamos a escenarios más y más grandes cada vez", comenta el músico, que dice sentirse orgulloso de las más de 40 mil entradas -según datos de la producción- que se han vendido para el que será el quinto concierto del conjunto en el país.

"Ya lo advertimos la vez pasada, cuando no se pudo cambiar el recinto", dice Gers, con rotundo acento británico, "y por eso creo que Chile fue clave en la decisión de hacer una última extensión de la gira (que ya había terminado en agosto pasado) y llevarles el show completo a Sudamérica".

Cuando el guitarrista habla de "show completo", se refiere al mismo espectáculo que presentaron en Estados Unidos y Europa, que incluye una figura de 12 metros de alto -la mascota de la banda conocida como "Eddie"-, otros demonios articulados que aparecerán para el primer bis con The number of the beast y la inclusión de canciones que no mostraron en marzo pasado, como Wratchild, The evil that men do y Children of the damned.

"Queremos reencontrarnos con nuestros fanáticos allá, pero también les queremos ofrecer el mejor concierto de Iron Maiden que jamás hayan visto", amenaza Gers, con la confianza del que sabe de la eficacia de sus trucos.

El espigado guitarrista cuenta que en marzo se tomarán un largo receso y que en octubre entrarán a grabar un nuevo disco de estudio, que pretenden publicar en "enero de 2010", según los cálculos del músico. Mientras, Santiago se frota las manos con el concierto de Iron Maiden que siempre quiso ver.