Histórico

Jaime Claro asume rol clave en el rescate de Sudamericana

Se convirtió en el líder del grupo al fallecer inesperadamente su hermano, el 28 de octubre pasado. Y hoy enfrenta la peor crisis de la industria naviera, que pone en riesgo la supervivencia de muchas empresas del sector.

Jaime Claro Valdés, el hombre encargado de sacar a la Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV) del momento crítico por el que atraviesa, trabaja con muy poca compañía en el piso 15 de Hendaya 60, en Las Condes. Escasos pasos lo separan de la oficina que ocupaba su hermano mayor, el empresario Ricardo Claro Valdés, fallecido en octubre pasado. Desde entonces tiene bajo su mando el timón del grupo. Y no ha sido fácil. Porque en los últimos meses ha debido comandar una compleja operación para sacar de un difícil trance al "buque insignia" del conglomerado.

Por eso, en su despacho no ha habido descanso en el último tiempo. Ahí ha recibido a los cuatro gerentes del banco alemán HSH Nordbank que vinieron a Chile en enero y febrero pasado, a su socio Jochen Döhle -uno de los mayores navieros del mundo- y a varios empresarios del país. Todo para buscar una salida a la operadora más antigua de Latinoamérica y una de las top 20 del mundo, hoy en una crisis compleja.

Claro, un ingeniero civil industrial que trabajó 25 años en EEUU y vive a pocas cuadras del cuartel central del conglomerado, tomó el mando del grupo en uno de sus momentos menos felices. Y lo ha hecho en forma muy silenciosa, articulando personalmente la estrategia que incluye cerrar rutas no rentables, como la de Europa-Asia; reducir gastos, desvinculando a unas 600 personas, y renegociar con los clientes y acreedores. Con el banco HSH Nordbank y Döhle pactó una salida que implica, por una parte, renegociar contratos de arriendo de naves y postergar pagos por la compra de contenedores y, por otra, racionalizar la firma. Esta última tarea implica, en buenas cuentas, hacer un inventario de qué vender, cómo y a quién.

CÍRCULO DE HIERRO
Quienes lo conocen, afirman que su agenda está al tope. Que pasa largas jornadas con los principales ejecutivos de la naviera y que no pierde detalle de la operación diaria. Por lo mismo, ha llevado personalmente las riendas de las negociaciones con el banco HSH Nordbank y con Jochen Döhle, director de dos filiales y quien -con un porcentaje ínfimo de CSAV-, es uno de los principales actores (no bancarios) a los que se les debe. En el sector calculan que la firma tiene compromisos con él por US$ 700 millones por concepto de arriendo de buques y compra de otras naves.

Claro llega todas las mañanas muy temprano a su oficina en Hendaya, pero a estas alturas ya no tiene hora de salida. "Sudamericana es lo que más le interesa", dice un ejecutivo. De la tríada que conformaba el círculo de hierro de Ricardo Claro, integrada por el gerente general de CSAV, Juan Antonio Alvarez; el presidente de Megavisión, Baltazar Sánchez, y Víctor Pino, director ejecutivo de Saam, Jaime Claro se siente más cercano a este último.

"Víctor estaba distanciado de Ricardo (Claro) en los últimos años", dice un naviero. "Y siempre fue muy amigo de Jaime. Por eso subió como 10 peldaños con él", agrega. Esos "10 peldaños" son asumir la presidencia de Saam; ingresar al directorio de Sudamericana y participar en decisiones estratégicas. Pero Sánchez y Alvarez no están desplazados. Ambos son cercanos a la viuda de Claro, María Luisa Vial, y representan sus intereses en el directorio. Son, además, muy valorados por Jaime Claro. Y también han estado en las reuniones clave para articular el salvataje de la naviera.

EL FACTO DÖHLE
Un personaje crucial en el futuro de Sudamericana es Jochen Döhle. A fines del 2008 vino con los profesionales del HSH Nordbank y el 28 de enero del 2009 arribó con cuatro altos ejecutivos para reunirse con Jaime Claro y la plana mayor de Sudamericana. En febrero se repitió la escena. Ahí resolvieron concretar la asesoría que estaba proponiendo a Sudamericana, para solucionar tanto la crisis por la que atraviesa, como para asegurar que los compromisos con Döhle se pudieran pagar.

"Hasta donde sé, se lleva bien con Döhle ", dice de Jaime Claro un cercano a ambos. También su experiencia en EEUU -donde trabajó por tres décadas en la transnacional Cerro Corp.- lo ayudó a sellar la asesoría. Con el sentido práctico que lo caracteriza, Claro entendió que el HSH Nordbank es un actor de peso en la industria y que su intervención no se debe soslayar así no más. Si bien la entidad no tiene oficina en Sudamérica, su presencia es de larga data. Ha financiado la compra de barcos, por ejemplo, de los Von Appen en Ultramar. Y es, a la vez, acreedor de CSAV y de Döhle. En la primera financió la compra de seis barcos contenedores -tiene en fianza por ello US$ 47 millones-, pero, además, fue inversor en la adquisición de 22 naves por US$ 1.000 millones que Sudamericana encargó junto con Döhle en 2003 y cuya entrega está pactada para los próximos años.

Además, CSAV encargó junto a Döhle seis portacontenedores al astillero China Shipbuilding Corp, tres de los cuales son de la chilena y estarán entre 2009 y 2010. Hace dos años, mandó a hacer a Samsung, en sociedad con el armador alemán, otras cuatro naves que estarán para 2010 y 2011. La idea es que estos barcos se aplacen y sus pagos se reduzcan o posterguen. Döhle es, por ello, pieza clave de las negociaciones. "CSAV tiene contratos con él por mucha plata, él debe a la banca alemana mucho más, y, dada la situación de la empresa, teme que se complique el pago de sus compromisos financieros en el corto plazo", señala un alto ejecutivo del sector.

De todos estos temas Jaime Claro se ha hecho cargo. El problema, en todo caso, es de tonelaje. Hoy CSAV tiene pasivos totales por US$1.862 millones, pero tiene US$349 millones de cuentas por pagar, por cargos de charter (alquiler) y dividendos por compra de naves.

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