Histórico

Juliette Binoche brilla en Cannes como una actriz en decadencia

La actriz francesa presentó Sils María, quedando como gran candidata a mejor actuación. También se exhibió la rusa Leviathan.

El realizador francés Olivier Assayas cerró con brillantez la competición oficial de Cannes con Sils Maria, una reflexión sobre el paso del tiempo protagonizada por la siempre solvente Juliette Binoche, que ofrece una de las mejores interpretaciones de esta 67 edición del festival.

Binoche realiza un espectacular trabajo como una estrella del cine que tiene que enfrentarse a la llegada de nuevos talentos y que pasa este momento de su vida con la única compañía de una joven asistente personal a la que da vida Kristen Stewart (Crepúsculo), con un trabajo destacado y muy diferente a lo que ha hecho hasta ahora.

Una película que solo funciona con actores "tan generosos" como Binoche, Stewart o Chloe Grace Moretz, porque en el fondo se trata de "una cuestión de confianza", que es la que "determina el trabajo y poder llegar hasta el fondo", explicó Assayas en una rueda de prensa tras la primera proyección del filme, que fue recibido con fuertes aplausos.

Binoche es Maria Enders, una actriz de gran prestigio que tras la muerte del director que la descubrió, decide aceptar una propuesta bastante complicada: volver a realizar esa primera historia que la dio a conocer, en teatro e interpretando el papel de una mujer madura que se enamora de una joven, que fue el papel que ella tuvo en la primera versión.

Para prepararlo, se aisla junto a su asistente, Valentine, en una pequeña localidad suiza, Sils Maria, en los Alpes de los Grisones, conocida por un espectacular fenómeno, la "serpiente de Maloja", una concentración de nubes bajas que recorre el valle en una espectacular imagen que se repite varias veces durante el filme y que funciona como metáfora del paso del tiempo.

Binoche llega este año en el papel de una mujer en crisis, alejado de la realidad de una actriz espléndida y optimista a sus 50 años, que muestra en la pantalla toda la experiencia y la veracidad de sus arrugas sin apenas maquillaje.

Un papel que aceptó para trabajar con Assayas como director y porque "el guión de 'Sils Maria' tenía un potencial enorme", afirmó Binoche, que considera que la clave al hacer una película es la "confianza total por las dos partes", el director y los intérpretes.

Junto a Sils María, la última cinta en presentarse en la competición por la Palma de Oro fue la rusa Leviathan, del director Andrey Zvyagintsev, quien hace tres años ganó el Premio especial de Jurado de la sección Un Certain Regard por Elena, su anterior trabajo. Fiel a su sello como continuador de las profundidades existenciales de Andrey Tarkovsky, Zvyagintsev expone en Leviathan un relato sobre la angustia frente a un mundo que empieza a derrumbarse frente a los ojos de un hombre al que su esposa lo abandona, su hijo lo rechaza y su casa será embargada, mientras que en su aentorno, la Rusia actual, la corrupción y violencia no ofrecen una válvula de escape.

Zvyagintsev es un director de gran prestigio en Europa, cuyo debut fue la deslumbrante El regreso, una historia de paternidad que ganó el León de Oro 2004 en Venecia, y que luego con The banishment, confirmó a un director perfeccionista en sus encuadres e iluminación, casi un pintor que traduce en imágenes profundos dilemas humanos.

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