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La ciencia revela los misterios que encierran los besos

<img height="21" alt="" width="94" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200811/193348.jpg" />  <br /> Esta conducta no existe sólo por diversión. En cada beso, hombres y mujeres están entregando información vital sobre su genética y su temperamento.

Tímido, furtivo, fogoso o lascivo, el beso es el primer indicio de que la pasión está surgiendo entre dos personas. Y aunque recientemente su contenido se ha vulgarizado con el indiscriminado "ponceo", los científicos aseguran que el beso es de gran utilidad a la hora de buscar una pareja adecuada. Unos cuantos segundos de este contacto bastan para detectar a un buen candidato para una relación de largo aliento, gracias a poderosos mensajes que bombardean el cerebro. Esto, por el intercambio de fluidos, aromas, texturas y emociones que son decisivos para que el beso selle, finalmente, un compromiso de a dos.

Las investigaciones sobre la ciencia del beso han tenido un importante desarrollo en los últimos 10 años y ocuparon un lugar destacado en la reunión que realizó este mes en Chicago la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia. Esta conducta no existe sólo por diversión o con una finalidad sexual. Cada cual está entregando información vital acerca de quién es, cuál es su genética y su temperamento, dice la doctora Helen Fisher, antropóloga y bióloga de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey. Se trata de un acabado control de calidad, ya que cuando una mujer besa no sólo está eligiendo a un buen tipo, sino que está detectando si él será un buen padre y, por esto, si vale la pena embarcarse en una relación.

Los filematólogos, científicos que estudian este comportamiento, coinciden en que todo comenzó cuando las madres entregaban a sus hijos los alimentos premasticados. Algo que todavía realizan, por ejemplo, primates como los chimpancés.

Esta misma conducta de tener contacto con los labios habría servido luego a las mujeres para, en tiempos de escasez, calmar la ansiedad de sus hijos hambrientos y darles su afecto. Así, el beso habría evolucionado hasta ser hoy una manifestación del amor de pareja.

DIFERENCIAS DE GÉNERO
A nivel de comportamiento, según el sicólogo Gordon Gallup Jr., de la Universidad del Estado de Nueva York, en Albany, hombres y mujeres responden distinto. En 2007, hizo un estudio con más de mil estudiantes de pregrado y encontró que el promedio de las mujeres considera el beso como algo esencial. Ellas no soñarían tener sexo con alguien sin haberlo besado primero, además de enfatizar esta conducta durante y después de tener relaciones. Esto, porque para ella no sólo es una herramienta para elegir pareja, sino porque le permite monitorear cómo se encuentra una relación ya establecida.

Los hombres, por su parte, utilizan el beso como un medio para llegar a un fin: sexo. Según este estudio, ellos están más dispuestos a ir a la cama sin haber besado a su pareja. Y aunque un primer mal beso es un freno para cualquier relación, los hombres se inclinan más a seguir adelante, a pesar de un desagradable primer intento.

Otra diferencia: los hombres buscan más los besos con intercambio de fluidos. Esto, según Fisher, porque es una forma de detectar los niveles de estrógeno en la saliva de la mujer y así saber si está en su período fértil. Esto mismo les sirve para compartir con ellas sus mayores niveles de testosterona en su saliva, lo que aumenta la líbido femenina. Por esto, prolongados acercamientos románticos hacen más probable que se produzca un encuentro sexual.

OTRAS HORMONAS
Wendy Hill, doctora en neurociencias de Lafayette College en Pensilvania, lideró un estudio con parejas heterosexuales de estudiantes a las que separó en dos grupos. Durante 15 minutos, un grupo de parejas sólo se besaba, mientras el otro conversaba sin tener contacto físico. A todos se les tomó muestras de sangre y saliva antes y después de la prueba.

Un resultado fue que el cortisol, la hormona que aumenta con el estrés, baja sus niveles cuando las personas se besan, es decir, las parejas se relajan. Entre quienes conversaban, también hay una baja aunque menos significativa. Otra hormona analizada fue la oxitocina, responsable del apego y los lazos de confianza que surgen entre las personas. En este caso se vio que en los hombres sus niveles aumentan aunque, para sorpresa de los investigadores, no fue así en las mujeres.

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