Histórico

LA SERPIENTE DEL PARAISO

EL ALCALDE de Providencia, Cristián Labbé, afirmó que la serpiente del Paraíso estuvo presente en la campaña llevada en su contra por sus adversarios, lo que desató la ira de Josefina Errázuriz, alcaldesa electa de esa comuna. Por su parte, el edil de Ñuñoa, Pedro Sabat, al reconocer su derrota por la concejala Maya Fernández, aceptó haber pecado "un poco de soberbia". Pero si se pretende identificar cuál fue el reptil que sedujo o engañó en las municipales del domingo pasado, habría que denunciar a las encuestas.

A propósito de ellas, el lector Bernardo Lara escribe que le parecería adecuado hacer una revisión de las que publicó La Tercera, "las cuales no estuvieron cerca de los resultados. Ellas mostraron una falta de rigor metodológico y una falta de criterio de parte del diario al darles una importancia que, por su falta de rigurosidad, no tuvieron, tienen, ni tendrán".

Pero no sólo la prensa dio relevancia a los sondeos de opinión  pública, también lo hicieron los candidatos, partidos políticos y el gobierno, al confiar en los propios estudios y en los que se difundieron. Eso condujo a algunos a pecar de soberbia y también de omisión, llevándolos a la cruda realidad que se encuentra en el conteo de los votos. Lo demás es fantasía.

Tampoco se debe ir al otro extremo y caer en la tentación del descarte o desestimación de las encuestas, porque ellas son una herramienta para auscultar tendencias y luego sopesarlas en la toma de decisiones, pero son sólo eso: una herramienta que no constituye per se la verdad definitiva, sólo son el "pantallazo" de un instante de lo que piensan o desean los ciudadanos, pero éstos son cambiantes y pronto pueden optar por caminos impredecibles o inesperados.

En este caso, además, se debió prever en los estudios de opinión lo que implicaba el voto voluntario. En general, la inquietud estuvo en ese universo de electores que con la inscripción automática se incorporaron al padrón electoral y no se tuvo en cuenta la abstención que provocaría lo primero.

Se creyó en la supuesta "educación cívica nacional", en circunstancia que se actuaba bajo la amenaza de una multa. De igual manera se hizo trizas otro mito, que los vecinos con más recursos van a sufragar en mayor número que los de menores recursos. Ese extrapolar entre "ricos" y "pobres" lleva a la simpleza que cataloga a unos como los "malos" y a otros que serían los "buenos", en circunstancia que  la naturaleza humana es similar en todos los estratos sociales. Por último, está el ejemplo de figuras políticas, como escribió el ex PPD, Max Colodro: "en rigor, si la ex Presidenta de Chile no tiene tiempo ni ganas de ejercer su voto, a los simples mortales no habrá nada que recriminarles".

Según las encuestas de La Tercera, en el caso de Providencia, Josefa Errázuriz siempre apareció en ventaja sobre Cristián Labbé, lo cual sirve de consuelo. En julio ella arrojó un 51% de inclinación de voto y el segundo un 37%. En agosto los porcentajes difundidos fueron 50% versus 42% y en octubre, era lo que se denomina un "empate técnico": 47% contra un 45%. Pero el resultado final marcó una mayor diferencia: 56,06 % sufragó por la nueva edil, versus 43,93% lo hizo por el actual alcalde.

En Recoleta los resultados que arrojaron las indagaciones en dos oportunidades favorecieron a Gonzalo Cornejo (ex UDI), en cambio a Daniel Jadue (PC) lo pusieron en segundo lugar y a la alcaldesa Sol Letelier en tercero. En definitiva, fue el comunista Jadue quien se quedó con el sillón municipal.

En el caso de Santiago, en julio y agosto tanto Pablo Zalaquett (UDI) como Carolina Tohá (PPD) empataban, en cambio en septiembre el alcalde, según informó La Tercera, triunfaba sobre su adversaria por cinco puntos. Los sufragios dijeron lo contrario. Un 50,3% votó por Carolina Tohá y un 43,89% lo hizo por Zalaquett. Es decir, 6,41 puntos en favor de la primera. En Ñuñoa, a Pedro Sabat se le consideraba ganador y a Maya Fernández no se le veía opción. A pesar de esa creencia, ésta ganó, sorprendiéndose a sí misma y a sus seguidores, aunque tan sólo por un 0,13% de los ciudadanos. Una estrecha llegada, en porcentajes, un 44,90% versus un 44,77%.

En conclusión, las encuestas no deben considerarse infalibles, porque arrojan del Paraíso. Simplemente, al ser efímeras, tomarlas como un elemento más, dentro de otras múltiples variables de una campaña y un proceso electoral. Esa razón obliga al publicarlas, destacar su metodología e insistir en su fugacidad.

Las explicaciones posteriores sólo son explicaciones.

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