Jelena Dokic logró cuatros de final en Wimbledon con apenas 16 años. Su talento la inmediato la posicionó como una "niña prodigio" y la catapultó a la primera escena del tenis mundial.

En 2002, con 19 años, ya estaba en el cuarto puesto del WTA, pero de pronto se vino abajo. "Cargaba mucha presión sobre mis hombros, no tenía ni idea de lo que estaba pasando y a los 19 me derrumbé", explica en Mundo Deportivo, de España.

De un día para otro, Dokic cayó en una depresión que se extendió por dos años. De hecho, en 2007 estuvo ocho meses sin tomar una raqueta.

Jelena reconoce que gracias "a mi amor por el tenis. Quise darme otra oportunidad, aunque llegué a pensar que nunca más tendría fuerzas para jugar".

Y la principal causa de la depresión de Dokic fue Damir, su padre, quien emigró a Australia cuando su hija tenía un año, proveniente de Yugoslavia. En el país oceánico la joven tenista hizo toda su carrera, pero su progenitor la obligó a nacionalizarse Serbia en 2001.

Apenas Jelena ingresó al tour, Damir se hizo tristemente famoso. En 1999 fue arrestado en Birmingham porque cortó el tráfico, en estado ebrio, gritando que los británicos "son unos nazis que permiten el bombardeo de Yugoslavia".

Luego fue expulsado de Wimbledon por agredir a un fotógrafo, misma suerte que corrió en un US Open. A tal punto que la WTA decidió prohibir su entrada en todos los torneos, por conducta violenta y debido al maltrato psicológico a su hija.

Después de todo esto, Jelene optó por distanciarse de su padre e intentar volver al tenis. "Ha sido un momento muy duro en mi vida. Estoy retomando el diálogo con mi madre (Liliana)".

Ahora está en el puesto 187 de WTA, pero después de cinco años logró un triunfo en un Grand Slam y ahora ya está en la tercera ronda del torneo australiano. Todo un despertar luego tanto sufrimiento. "Para mí es un milagro haber ganado un partido", sentenció Dokic.