Histórico

Las anécdotas y secretos de De la Fuente en los Grammy Latino

En su suite del Hotel Four Seasons de Houston y vestido por Dolce & Gabbana, el chileno consolida su llegada al mercado latino de Estados Unidos animando anoche el show más importante de la música en español.

Entre latinas subidas de peso y forradas con lentejuelas de cristal Swarovski, ex reinas de belleza oxigenadas y de perfume pasoso y Juanes que es bajito y anda con unos jeans viejos Cristián de la Fuente y Angélica Castro parecen estrellas de Hollywood aquí en Houston.

En la fiesta más grande de la música en español, los Grammy Latino, que el chileno animó anoche con un desfile de trajes italianos de Dolce & Gabbanna y un chalequito inglés de Paul Smith.

"¡Cristián es tan, tan lindo, que todo lo queda bien!", dice un opinólogo flaco y temible, el Jordi Castell del canal Univisión, encantado con De la Fuente que caminó por la alfombra roja -que ahora es verde- entre Julieta Venegas con el pelo teñido azabache y un vestidito negro como los que usa Soledad Onetto y la loca mexicana Alejandra Guzmán saludando hiperventilada y con pollera con unas plumas escuálidas.

Unas niñas de acento centroamericano ven al animador y le gritan y chillan más que con Andy García, el veterano galán cubano que pasa sin pena ni gloria, mientras Angélica Castro la más alta y chic con un traje del mexicano Eduardo Lucero y enormes pulseras de plata, comenta que "¡imagínate lo orgullosa que estoy!" y cuenta que se pasó el día en la suite de casi mil dólares por noche de la pareja en el Hotel Four Seasons.

Y entre colombianas y venezolanas con pulseras de brillantes, dos hot dogs y medio litro de cerveza Corona en la mano que toman sus puestos en platea preferencial en el estadio techado Toyota Center, comienza el show.

De la Fuente muestra un poquito de acento spanglish que se le va pasando. "¿Cómo lo hice?", pregunta, maquillado muy bronceado en su camarín del porte de un departamento de soltero.

Aquí tiene sillones negros, aguas, té orgánico, jamones, quesos, frutas, cafés y lo tratan como estrella mientras repasa el libreto que había ensayado todo el día con Patricia Manterola, reina dos veces del Festival de Viña. "¡Patty es el verdadero sol de México y no Luis Miguel!", la piropeaba De la Fuente, medio patero, en la tarde.

Y ella encantada. "Este show me ayuda a consolidarme no solo en el mercado latino de Estados Unidos, sino que en toda Latinoamérica, porque pocas veces uno tiene a 100 millones de espectadores en un programa", cuenta a La Tercera sobre los Grammy Latino, que se emitieron en todo el país y en Chile a través del canal TNT.

"Cristián es muy buen animador", agrega su representante, una señora de hablar suave que andaba con un café de Starbucks de los más grandes, no para de teclear en su BlackBerry y le aconsejó que llegara de los primeros a la entrada por la alfombra, "porque los primeros son los más fotografiados y entrevistados... Thalia siempre llega antes".

Y los fans enfocan a José Feliciano viejito y canoso. Al cantante de Café Tacuba con el pelo largo y electrificado y los ojos bien pintados. A Gloria Estefan, la "abuela" de los ritmos hispanos en EE.UU. que tapa las arrugas con kilos de maquillaje y traje de alta costura.

Y a De la Fuente y Castro, de los más elegantes enmedio de este glamour latino.

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