Histórico

Lo Curro: rápido y furioso

Todos los jueves en la noche son días de carreras clandestinas en Costanera Norte. Pero no todo es correr. En las bencineras de Lo Curro se mueve un submundo de apasionados tuercas -vigilados por carabineros- esperando el momento justo para salir a picar.

En el estacionamiento de un pequeño centro comercial, frente a la rotonda Lo Curro, se van juntando de a poco. Ya a las 10 de la noche hay algunos coches, principalmente Subaru WRX, un auto deportivo que viene con una abertura en el capó y que cuesta alrededor de 20 millones de pesos. También hay un BMW coupé azul cobalto y una SUV, también BMW, modelo M X6, que en el mercado va por 66 millones y que tiene un consumo de combustible promedio de más de 200 mil pesos mensuales. Ese es el tono aquí. Autos modestos de 20 millones. Tanques más ostentosos que llegan casi a los 70 millones. El caso de los conductores es más bajo perfil.

Aquí están los piolas. Aquí todos son cautelosos.

Nadie quiere hablar con nombres propios. Nadie quiere que sus autos -y sobre todo sus patentes- sean fotografiados. Se sabe. Estos jueves en la noche de Lo Curro son clandestinos. Prohibidos. Los autos están estacionados, pero el potencial de cada una de las máquinas sobre el pavimento de la Costanera Norte está ahí, presente.

“Zorrear”, le llaman.

Esa es la jerga ocupada para salir a probar los autos, para picarlos uno contra uno y sobrepasar los límites de velocidad para en ocasiones llegar a los 250 km por hora, el máximo al que un auto sacado de fábrica puede llegar. Algunos motores, dicen, se pueden alterar en el taller para que lleguen a los 280 km por hora. La técnica para correr es ésta: partir con todo, a lo que dé, para disminuir abruptamente antes de llegar a un pórtico con radar.  A veces se sigue en un segundo pique hasta el siguiente pórtico.

Pero aquí, en este estacionamiento de la rotonda Lo Curro, dicen que “zorrear” es lo de menos. “Spike”, un universitario de jeans y chaleco, y él que más habla de todo el grupo, dice que lo importante es juntarse a conversar de autos. Sobre las partes que han ido agregando, sobre los datos de cómo funciona tal o cual cosa. Así, dicen, se va la noche. Los autos llegan impecables, sin el más mínimo indicio de suciedad.

“Lo de los piques es una caricaturización”, dice “Spike”. “Básicamente, somos un grupo que se junta a compartir una pasión”.

Aunque hoy es jueves, el día tácitamente escogido para las carreras, en este grupo dicen que están evitando venir este día de la semana por ser el de más presencia policial. Eso significa que Carabineros se puede dar una vuelta para ver en qué están, y en esa vuelta, pueden desenfundar la libretita de los partes. Es la manera que tienen para controlar algo que, hasta ahora, no se puede controlar. Las altas velocidades que se estilan en las carreras clandestinas hacen imposible una persecución policial. Por eso, los encuentros son la oportunidad ideal para fiscalizar otro tipo de cosas. Para disuadir. Los carabineros sacan partes a los conductores por andar con vidrios polarizados, con los neumáticos desplazados, por andar con el tubo de escape cortado -o sin silenciador- o simplemente por andar sin documentación. En lo que va del año, se han sacado alrededor de cien partes sólo los días jueves en la noche, según el mayor Francisco Cabezas, de la 37 Comisaría de Vitacura.

“Spike”, el estudiante universitario, se compró su Subaru WRX hace un par de años. Pagó nueve millones y medio por uno usado. Dice, con orgullo y los ojos brillosos, que ese día le cambió la vida. Que su auto pasó a ocupar virtualmente cada momento libre. Que se junta con un amigo especialmente a lavar su carro un par de veces por semana y que para él puede ser el mejor de los panoramas. Y con una sonrisa resignada dice que su dedicación a su deportivo fue una de las razones que le entregó su última novia para terminar con él. Pero a “Spike” no le importa. Agrega que cada peso disponible que tiene lo invierte en su auto y que eso lo ha hecho gastar tres millones más sobre la inversión del auto mismo.

Su Subaru gris es muy bajo, casi toca el pavimento, los vidrios presentan un polarizado suave. “Spike”, a pesar de hablar, tiene susto de aparecer en un medio, de sacarse alguna foto. Hace unas semanas salió un reportaje en Canal 13 sobre las carreras ilegales en las autopistas. Y “Mike” fue paparazzeado. Lo vieron su familia y sus cercanos. Nadie de su entorno apreció particularmente su presencia en los noticiarios.

“Esto es muy mal visto”, dice “Spike”. “Mi familia, mis amigos, me joden por tener auto de flaite. Mi mamá me dice que ni siquiera puedo ir a un mall, porque me va a topar el parachoque en la bajada al estacionamiento. Y luego apareció lo de las carreras en las noticias”.

Un BMW deportivo se estaciona. El conductor se baja, saluda a todos y le dice a “Spike”: “Un amigo quiere ir a ‘zorrear contigo’”.

“Spike” trata de disimular y no acepta el reto. Sólo sonríe.

***

En Santa María a la altura del 11.000 hay una gran Copec. Este es el epicentro de los encuentros de autos en el sector oriente. Aquí se exhiben los carros de lujo y hasta aquí llegan curiosos a admirar modelos que a veces sólo se pueden ver en películas. “Una vez llegó un Rolls Royce de 200 palos”, dice uno de los asistentes, apoyado sobre el costado de su BMW. Esta noche, dicen, es lenta. Sólo han llegado unos cien autos al encuentro tuerca.

Aquí el público se divide en varios segmentos. Están los jóvenes que les sacan los autos de lujo a sus padres y que, en algún momento de la noche, salen a pegarse piques por la Costanera. Están los dueños de autos deportivos de alto costo, vehículos que ni siquiera necesitan “tuneo”, porque vienen con todo lo que un auto de esas características debe poseer. Y están los autos efectivamente “tuneados”, que llegan de otras comunas de Santiago, según los carabineros apostados en el retén móvil que cada jueves vigila los movimientos de esta tribu de automovilistas. Como medida de control, Carabineros les saca partes por cosas como los vidrios polarizados o tubos de escape sin silenciador. Uno de ellos, que revisa un Lancer polarizado, le pregunta a su conductor por datos técnicos del vehículo. Cuánto rinde, si el auto es estable y seguro.

Un carabinero, aun desde el lado de la ley, también puede ser un tuerca.

Todo esto ocurre mientras por la caletera de la costanera pasan desfiles ocasionales de motoristas levantando ruedas y de autos con motores rabiosos. Esta Copec, este servicentro, no es más que  una excusa para que los fierros más caros del país sean exhibidos. El sentido de clandestinidad, aunque los autos estén estacionados, se da al igual que en el estacionamiento de la rotonda Lo Curro. Un hombre de mediana edad con las llaves de un Audi rojo furioso dice que cada jueves en la noche le dice a su familia que va a jugar póquer. “Nadie sabe que estoy acá. En la oficina tampoco. Se sabe que me gustan los autos, pero esto es casi una doble vida”.

A pesar de que durante la noche son varias las veces en que se sienten los autos “zorreando” por la autopista (el trayecto va desde la Copec, bajando por la Costanera hasta la altura de la Iglesia San Francisco de Sales), el mayor Francisco Cabezas dice que hasta el momento no se han registrado accidentes producto de las carreras ilegales. “De todas formas, está la posibilidad de que escapen del lugar de los hechos después de un accidente”, asegura. “Eso no lo sabemos y de todas formas estos automovilistas no sólo arriesgan sus vidas, sino que la de quienes pueden estar manejando por la autopista a esa hora”.

En la Costanera Norte, por otro lado, dicen que no cuentan con las herramientas legales para poner atajo a las carreras clandestinas. Nelson Molina, gerente de Seguridad Vial de Costanera Norte, añade que, en la ley actual, las carreras ilegales no están tipificadas como delitos, que quienes incurren en estos actos sólo pueden ser infraccionados por exceso de velocidad. Molina explica: “Como concesionaria contamos con la tecnología para facilitar el trabajo de Carabineros, pero al no estar contemplado su uso para sancionar velocidades mayores a la permitida y tampoco una ley que sancione a personas que se reúnan con el fin de celebrar carreras clandestinas, la única sanción que se les puede aplicar es una multa por velocidad. Si hubiese una legislación que permitiera el uso de la tecnología y ésta fuese válida para sancionar con lo que hoy tenemos instalado como equipamiento, se podría sancionar a quienes incurren en estas prácticas. Por eso, reiteramos el llamado a los legisladores para sancionar esta conducta, antes de que ocurra un accidente con consecuencias fatales”.

Molina hace referencia a los cuatro proyectos de ley que establecen sanciones a los corredores clandestinos que se han diseñado en los últimos 10 años en el Congreso. Ninguno de ellos se ha convertido en ley.

***

Frente a la Iglesia San Francisco de Sales hay otra Copec más chica que la de Santa María hacia arriba. Este también es un lugar de reunión para los automovilistas, aunque dista bastante del frenesí que existe en el servicentro grande de más arriba. Un par de amigos de Osorno llega en un Volkswagen Bora con llantas deportivas. Dicen que les gusta ver los autos, que siempre han intentado venir a estos eventos. Un poco más allá hay un BMW azul y un Mercedes AMG blanco. Sus dueños conversan y se turnan para entrar a las cabinas de los autos. Los de Osorno recuerdan los tiempos en que había un circuito de carreras legal en el ex Mersan. “Por $ 2.500 se podía entrar, competir, ver las carreras”, dice uno de los amigos. “Había hasta ambulancia si pasaba algo”.

“Si existiera un lugar normado, esto de las carreras ilegales no pasaría”, dice el otro amigo.

De pronto, un ruido ensordecedor. El Mercedes AMG está pelando forros en el estacionamiento de la Copec sin avanzar por casi un minuto. Cuando termina y finalmente se pierde en la Costanera, deja una inmensa nube blanca flotando sobre la bomba de bencina. En el pavimento quedan los pedazos de caucho negro de las ruedas de un auto que vale alrededor de 65 millones de pesos. Quizás Lo Curro no es todo lo rápido que los tuercas quisieran, pero claramente es furioso. Carabineros dice que ese acto, esa pirotecnia, es producto de la frustración producida por no poder salir a correr.

Es una teoría. Nunca tanta gente con tanto dinero estuvo en la clandestinidad, como en este reducido espacio de autopista urbana.

Más sobre:portada

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

⚡OFERTA ESPECIAL CYBER⚡

PLAN DIGITAL desde $990/mesAccede a todo el contenido SUSCRÍBETE